Tengo dentro, muy dentro, el sabor del poleo. Dirán algunos que eso es absurdo, pero es así. Aunque reconozco que el poleo es de primavera, como el gazapacho. El que me precede en la escritura se mojó más de una vez-dice- Depende de su edad, es posible que nos mojásemos juntos. La huerta de mi tía Fernanda, el tinao de mi tio ángel "Vallejo", el de mis padres, el pozo saloríno, que ahora tiene rejas, etc. Es como si uno quisiese retener el pretérito. Mas, las cosas son como son; uno va siempre con la ilusión de volver a encontrarlo todo, y, sin embargo, se da cuenta que, irreversiblemente, no queda nada. Saludos.