Llevo 40 años fuera de
membrio y cuando llego todos los
veranos al empalme, se me saltan las lagrimas de alegria. Estoy en vitoria y ya no lo cambiaria por nada, pero por eso no he dejado de querer a mi
pueblo. Yo no tengo quejas de la gente del pueblo pero aveces se oyen cosas, que llegan al alma.