... Y el gusano era de color amarillo, que ante la escasez se ponía como sustitución en la percha otro gusano blanquecino y algo rechoncho llamado "gallina ciega". Los pájaros que más "caían" (que así se denominaban a los atrapados) de mayor a menor y en los labrados: pajarinas, verderones, franceses (eran de plumaje
multicolor), "cogutas", "churuvias", alondras, "rabuos", tordos y "aguanieves". Era una prática muy común, y los muchachos quedaban después de escuela para "poner las perchas". Servían para dar "compaña" al afanoso y solitario labrador, que se alegraba que "cogieran" muchos, e incluso les decía a los muchachos a donde iba a labrar después de que allí terminara. El lugar ideal para poner las perchas era la besana (primer surco cuando se empieza a labrar), porque allí rápidamente acudían bandadas de pájaros hambrientos de "manjares" frescos. Algunos las dejaban puestas por la noche. También en lus "muadales", que tenían propiedad y en las eras; pero por entonces ya no había escuela ¿En las callejas? Entrañaba más dificultad; ya que alguna veces se ponian en pleno tránsito, aprovechando alguna "bosta", y podían pisarlas los entonces bastantes viandantes; sobre todo las mujeres que iban con el cántaro a por agua y los que llevaban los ganados a los huertos. El arroz era el acompañante inseparable de los pájaros, que lo hacía exquisito: ¡un arroz con pájaros!. A los bares tambien se les vendia y los ponían fritos; pero el único profesional- si así se le puede llamar- era Antonio "El pescao", que los vendía incluso por encargo, así como las ranas. Tantas cosas han desaparecido... que no nos extrañaría que alguna vez esta practica forme parte de un Aula de Naturaleza cualquiera, ¡ay noooo... se les mata a los pobres pajarillos! Saludos.
multicolor), "cogutas", "churuvias", alondras, "rabuos", tordos y "aguanieves". Era una prática muy común, y los muchachos quedaban después de escuela para "poner las perchas". Servían para dar "compaña" al afanoso y solitario labrador, que se alegraba que "cogieran" muchos, e incluso les decía a los muchachos a donde iba a labrar después de que allí terminara. El lugar ideal para poner las perchas era la besana (primer surco cuando se empieza a labrar), porque allí rápidamente acudían bandadas de pájaros hambrientos de "manjares" frescos. Algunos las dejaban puestas por la noche. También en lus "muadales", que tenían propiedad y en las eras; pero por entonces ya no había escuela ¿En las callejas? Entrañaba más dificultad; ya que alguna veces se ponian en pleno tránsito, aprovechando alguna "bosta", y podían pisarlas los entonces bastantes viandantes; sobre todo las mujeres que iban con el cántaro a por agua y los que llevaban los ganados a los huertos. El arroz era el acompañante inseparable de los pájaros, que lo hacía exquisito: ¡un arroz con pájaros!. A los bares tambien se les vendia y los ponían fritos; pero el único profesional- si así se le puede llamar- era Antonio "El pescao", que los vendía incluso por encargo, así como las ranas. Tantas cosas han desaparecido... que no nos extrañaría que alguna vez esta practica forme parte de un Aula de Naturaleza cualquiera, ¡ay noooo... se les mata a los pobres pajarillos! Saludos.