Viniendo una madrugada de Carbajo, allá como las 5, OO horas, cinco amigos en el Renault-6, de mi madre, con una castaña de espanto, bajando la cuesta antes del puente de Sardinera, nos salió una liebre y Ezequiel Barrantes me dice, para, para, que la hemos matao. Paramos el coche, bajamos todos de él a por la liebre, cuando el vemos que el coche sale chutando por la cuesta entre escoberas. Os podéis imaginar; menos mal que no pegó con ninguna encina. Para sacarlo, una historia, que sería muy largo de contar....
Pos cuentalá, la noche no tiene fin.
