¡El molino de La Olla!. Todavía se mantiene la piedra que servía de base en la molienda, las dos bocas de desagüe, amplios habitáculos que muchas veces nos sirvieron de covijo ante tormentas repentinas con estallidos eléctricos que reflejaban en las oscuras nubes que "achicaban" el cielo, toda la agreste naturaleza del contorno, desde "El Buho" hasta "El Atravesaero", pasando por "La Vega la Vaca", "La Cabra" y allá arriba, como promontorio dominador, "Cuatro Vientos" con su resguardo de piedras, abierto en cuatro ángulos para proporcionar siempre, en tiempos de invierno, el amparo del viento seco y gélido a pastores y labriegos que vigilando al cercano rebaño o a la yuntas de vacas liberadas del "arao", se reponían del duro trajín campestre, en horas de mediodia, al amparo de la lumbre con torreznos, cebolleras, patateras o lo que hubiese, asadas en el momento en el pincho de una jara. "Aquello" sabía a gloria bendita. Y ¿cuando llegaba el verano?, el molino y "El Charco dela Olla" también nos proporcionaba satisfacciones y sinsabores.