He visto esta foto- bonita, ARR. Te felicito- Y me ha traido recuerdos, aunque no del olmo viejo, hendido por el rayo y en su mitad podrido, de Machado. Sí, de algúnos castaños.
En verano del 2003 (¡Cómo volamos por el tiempo!) me acerqué a ver a mi buen amigo Paco Neila, allá por su pueblo- La garganta de Baños- Compartimos los pasajes y paisajes de aquel hermoso sitio (recomiendo visita)
Me impresionó, sobremanera, un enorme castañar, más que centenario, que fenecía paulatinamente ante la mirada incrédula e inerte de los pobladores del lugar. Me dijo Paco, que, los castaños, tenían una enfermedad irreversible; que nada podía hacer el hombre por salvarlos. No me dijo, sin embargo, si hicieron algo por asesinarlos. Me impresionó aquel océano cadavérico de naturaleza hacia el ocaso. Y me impresionó, también, cómo de entre dos viejos castaños entrelazados, irreversiblemente muertos, brotaba una flor. No se nos ocurrió a ninguno de los tres, hacer comentario alguno sobre lo bello de la naturaleza muerta- como si de un Cristo yacente de Martínez Montañés se tratase- La belleza allí, moría corrompida por lo tétrico. Y a mí, se me ocurrió…como casi siempre, una chorrada. Saludos. PC
CASTAÑOS DE LA GARGANTA
Heridos por ignoto rayo,
que corroe sus entrañas,
alzan sus ramas al cielo
como clamando venganza.
Centenarios de hielo y nieve;
de luz, de aire, de agua;
monódica lírica cantan
al son de tardes calladas.
Pechos que fueron del pueblo,
donde los hombres mamaban
henchidos de humilde orgullo
y de serena esperanza.
Ya sin hojas que cobijen
a caballeros y damas
viendo a clepsidra anunciando
a Damocles con su espada.
Pájaros que no son pájaros,
cuan volanderos sin alas,
centenarios de hielo y nieve,
los castaños de la Garganta.
En verano del 2003 (¡Cómo volamos por el tiempo!) me acerqué a ver a mi buen amigo Paco Neila, allá por su pueblo- La garganta de Baños- Compartimos los pasajes y paisajes de aquel hermoso sitio (recomiendo visita)
Me impresionó, sobremanera, un enorme castañar, más que centenario, que fenecía paulatinamente ante la mirada incrédula e inerte de los pobladores del lugar. Me dijo Paco, que, los castaños, tenían una enfermedad irreversible; que nada podía hacer el hombre por salvarlos. No me dijo, sin embargo, si hicieron algo por asesinarlos. Me impresionó aquel océano cadavérico de naturaleza hacia el ocaso. Y me impresionó, también, cómo de entre dos viejos castaños entrelazados, irreversiblemente muertos, brotaba una flor. No se nos ocurrió a ninguno de los tres, hacer comentario alguno sobre lo bello de la naturaleza muerta- como si de un Cristo yacente de Martínez Montañés se tratase- La belleza allí, moría corrompida por lo tétrico. Y a mí, se me ocurrió…como casi siempre, una chorrada. Saludos. PC
CASTAÑOS DE LA GARGANTA
Heridos por ignoto rayo,
que corroe sus entrañas,
alzan sus ramas al cielo
como clamando venganza.
Centenarios de hielo y nieve;
de luz, de aire, de agua;
monódica lírica cantan
al son de tardes calladas.
Pechos que fueron del pueblo,
donde los hombres mamaban
henchidos de humilde orgullo
y de serena esperanza.
Ya sin hojas que cobijen
a caballeros y damas
viendo a clepsidra anunciando
a Damocles con su espada.
Pájaros que no son pájaros,
cuan volanderos sin alas,
centenarios de hielo y nieve,
los castaños de la Garganta.