MEMBRIO: EL TONTO DEL PUEBLO (Hoy no es día de soledades) Besos....

Gracias PC. El soneto de Lope de Vega que dedicaste ayer a JUNCO, es para mí uno de los más bellos que se hayan podido escribir. Desde niño me impactó y siempre que lo recito para mis adentro, consigo emocionarme por la hondura sentimental que encierra.
Es la auténtica confesión de un alma pecadora acongojada, llena de remordimientos y agravios, que se sabe llamada una y otra vez para su redención pero que resulta insensible e indiferente a esa llamada.
El poema termina con un bellísimo entrecruzamiento expresivo (quiasmo) que le da mayor énfasis a esa indiferencia y a la dureza de un corazón insensible.
¡Muy bonita tu aportación, PC!, y de Lope de Vega ¡qué decir!

SALUDOS

Amigo Baleares: era para todos, lógicamente. Tú aportación a la literatura, en el comentario que haces, es realmente importante. Se nota tu nota. Conociendo al personaje, no es de extrañar su predisposición a armarla y después pedir perdón. El propio soneto (de estructura técnica inmaculada) lo delata- como bien has dicho tú. El primer amor que tuvo- mujer separada, y de quien conseguía favores escribiendo para el negocio del padre- se casó con otro "por interés". Le dedicó los siguiente:
Una dama se vende a quien la quiera
en almoneda está. ¿Quieren comprarla?
Su padre es quien la vende, que, aunque calla,
su madre la sirvió de pregonera...
Un abrazo. PC

A MIS SOLEDADES VOY...

A mis soledades voy,
de mis soledades vengo,
porque para andar conmigo
me bastan mis pensamientos..... (L. d. V.)

EL TONTO DEL PUEBLO (Hoy no es día de soledades) Besos. PC

Estoy viendo por la ventana a un tonto con su instrumento.
Toca, toca; rasca, rasca, y se queda tan contento.
El tonto, que no es tan tonto, más que Calleja tiene cuento.
Y si preguntas, te dicen: “Éste es el tonto del pueblo”
Pero el tonto, cada día, cuando el Sol se va poniendo,
con parsimonia, se sienta a puertas del Ayuntamiento.
Y a la vista de miradas de damas, niños y viejos,
al socaire de la tontería, va afinando el instrumento.
Y nadie le dice nada, porque ya vendrá el invierno
y nada nos tocará porque se le quedará muy tieso.
Y tú, lector, me dirás: ¿Qué de malo tiene esto?
¿No puede acaso tocarse música en este pueblo?
Es que la música, verás, no es que sea como de viento,
es la música que los varones tenemos allí, en el centro.