Buenas
noches, Valdío. Es la primera vez que nos dirigimos la palabra, pues aunque los dos participamos mucho, casi nunca coincidimos. Es un placer hablar contigo. De la época que estuve en el
pueblo, te recuerdo vagamente. A tus padres y a tu hermano M. sí los traté, pero contigo, creo que nunca hablé. Sigo tus intervenciones e imagino que tú las mías. ¿Sabes que somos tocayos? Algunas veces me das envidia sana cuando comentas los lugares que visitas a menudo y que a mí también me gustaría estar,
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