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Retomemos, amigo PC, el charco y las sangijuelas, ya que el foro parece languidecer. Efectivamente, ¡todo el mundo nos lo decía!, incluido nuestros amigos de mayor edad. ¡En ese charco hay sanguijuelas!. No era cosa de preocuparse, al menos para mí y tambien sé que para muchos más que terminada la misa de DOCE, nos juntábamos y... con la ropa de Domingo, zapatos nuevos incluidos, correteábamos el largo y polvoriento camino para bañarnos en el "CHARCO DDE LA OLLA", que se decía... el mejor charco que hay, y... a fe mía que era verdad.
Episodios juveniles de alta tracción sentimental, porque en estos momentos casi lo estoy viviendo, sobre todo el regreso, corriendo con mis amigos porque a las QUINCE HORAS teníamos que estar en casa y, además, en estado de revista. Otras veces suponía, para nosotros, ver languidecer la tarde en ese "embudo" topográfico que la Naturaleza trazó, y comprobar sentado en el cancho más próximo con los pies metidos en el agua, mirando a la altura, el pesado y lento caminar de las vacas que al final y, casi alcanzada la noche, dejaban recortarse en el horizonte, con fondo celeste, siluetas de una gran belleza plástica, casi..., casi..., salvando las diferencias las imágenes de "Centauros del Desierto". Al final cogimos la vara de retama y seguimos el itinerario hasta casa, sintiendo esa tranquilidad animíca que, desde luego el campo te dá:
Clara, apacible y serena
logré pasar esta tarde,
el Sol, tocando a su ocaso
apaga su luz gigante.
Saludos a todos
Episodios juveniles de alta tracción sentimental, porque en estos momentos casi lo estoy viviendo, sobre todo el regreso, corriendo con mis amigos porque a las QUINCE HORAS teníamos que estar en casa y, además, en estado de revista. Otras veces suponía, para nosotros, ver languidecer la tarde en ese "embudo" topográfico que la Naturaleza trazó, y comprobar sentado en el cancho más próximo con los pies metidos en el agua, mirando a la altura, el pesado y lento caminar de las vacas que al final y, casi alcanzada la noche, dejaban recortarse en el horizonte, con fondo celeste, siluetas de una gran belleza plástica, casi..., casi..., salvando las diferencias las imágenes de "Centauros del Desierto". Al final cogimos la vara de retama y seguimos el itinerario hasta casa, sintiendo esa tranquilidad animíca que, desde luego el campo te dá:
Clara, apacible y serena
logré pasar esta tarde,
el Sol, tocando a su ocaso
apaga su luz gigante.
Saludos a todos