Esbeltas figurillas con algo de humano y olvidado, de irreconocible, surgen del silencio y sus murmullos, esparcen aromas indescifrables al viento, suaves alegrías que se perpetúan con cada cielo y cada luna, con los amores y sus músicas.
Presencias apenas presentidas que se escurren antes de que las alcance el rabillo del ojo o la conciencia, nostalgias arraigadas en lo más recondito del recuerdo, embriagadas ideas que emanan del alma profunda de los tiempos e impregnan el ánimo de verdades añejas, soterradas, vigentes allá donde aún reina la ilusión y sus miradas de luna o de entusiasmo azul.
Presencias apenas presentidas que se escurren antes de que las alcance el rabillo del ojo o la conciencia, nostalgias arraigadas en lo más recondito del recuerdo, embriagadas ideas que emanan del alma profunda de los tiempos e impregnan el ánimo de verdades añejas, soterradas, vigentes allá donde aún reina la ilusión y sus miradas de luna o de entusiasmo azul.