¿tienes una peluquería?

MEMBRIO: Amigo REALITO, creo que llevábamos ambos el mismo tiempo...

Ojeando más que leyendo en un tiempo muerto de estos días navideños un viejo libro que tenía arrinconado, me he encontrado estos versos despectivos y con mala uva, dedicados a la bella y querida Pucela. Muy resentido tenía que estar el autor de los mismos para tal dedicatoria. Son de los tiempos de Maricastaño, (principio del XVII cuando Valladolid, capital del Imperio, era un panal de rica miel para toda clase de aventureros).

Vean y lean...

¿Hay cosa como tu Prado
donde cada primavera,
en vez de flores dan caspa
los árboles si se peinan?

Se refiere al Prado de la Magdalena, que está lindando con otro prado llamado Huerta del Rey, por el cual, pasearon y celebraron festejos entre otros reyes, Felipe II. El no debió estar entre los invitados jeje.

Yo si digo verdades,
que la pasión no me ciega
de ser hijo de Madrid
y nacido en sus riberas.

Aquí saca a relucir el pique entre Madrid y Valladolid por la contínua disputa de la capitalidad de las España. Se le ve el plumero y que le tenía inquina jeje.

En cuanto a mudar tus armas
juzgo que acertado fuera.
Porque sólo los demonios
traen llamas en sus tarjetas.

El escudo de la ciudad lleva unas llamas en referencia al incendio sufrido en el año 1.561 destruyendo toda la zona centro. Hay que tener mala baba...

Pues mirada sin pasión
tienes muchas cosas buenas.
Para salirse de tí
tienes agradables puertas.

Más mala leche imposible jeje. Bufando y con el rabo entre las piernas, debió marcharse para sus Madriles... DON FRANCISCO DE QUEVEDO. No podía ser otro el autor de tales lindezas.

Amigo REALITO, creo que llevábamos ambos el mismo tiempo sin intervenir, a mí me tocó en las Vísperas, a tí te tocará mañana. ¿o es que andas alicaido porqué sabe qué?, je, je, je. Te necesitamos aquí, sino con la frecuencia que antes tenías, o teníamos, sí con el mero acto de presencia de dejar, cuando puedas, la impronta de tu firma. Ahh os esperamos en los Carnavales y cantaremos aquello de lo que fuí ajeno, ilusiones y bicicletas incluidas:
Yo soy, Sancho Pecos
el ranchero más famoso de la frontera.

Un abrazo.