CUIDADO PERRO BRAVO……
Cada día que llegaba a casa de noche, debía pasar por una calle y empezaba a contar baldosas mientras caminaba.
Sabía que al llegar al árbol inclinado, un tronco que creció torcido,- ¡No tuvo padre, diría el Tio Juan, creció sin cuidados- empezaban las casas de la calle.
Mi vida estaba bien, era feliz, hasta que trajeron a un canino desgraciado que me ponía nervioso.
Era un feo animal, negro chato, chusco y hediondo, no paraba de proclamar su ladrido soberano y amenazador intimidando a cualquiera que tenía la osadía de pasar por allí.
Cuidaba la casa verde, para mí era un sicario que se encargaba de que no pararan los intrusos por su jardín sin flores.
Creo que conmigo afloraba una especie de enganche a su furia y odio, y parecía esperarme todas la noches para aventarme todos sus ladridos ensordecedores, me atemorizaba con sus ojos encendidos, sus brillosos colmillos y su boca balbuceando.
Creo que quería despedazarme y yo quedaba temblando..
Se encontraba siempre en el patio de la casa, esta con una cerca de rejas. Lo único que lo detenía eran los barrotes de la cerca.
Confieso que después de unos días llevaba un palo en la mano
¿Quién se atrevería a pegarle a las rejas que separan de la fiera?
Siempre alguien se asomaba a la ventana y le gritaba desde dentro de la casa
Tranquilo Nerón.......
Y luego el perro se transformaba, gime y calla obediente mirando al amo invisible.
Seguía caminando con la cabeza agachada, pero con el palo en la mano, y justo cuando miraba el farol de la esquina, golpeaba la columna de metal y me echaba a correr.
En verdad disfrutaba del sonido y el eco en el interior del tubo de metal de la cerca, y el enfurecimiento nuevamente de Nerón.
Hasta que un día, un señor mayor salió de la nada y me dijo
Eso no se hace joven.
Nunca olvidaré a Nerón, esa tensión y emoción al mismo tiempo llena de adrenalina que a diario vivia.
Buen dia Membrio
Cada día que llegaba a casa de noche, debía pasar por una calle y empezaba a contar baldosas mientras caminaba.
Sabía que al llegar al árbol inclinado, un tronco que creció torcido,- ¡No tuvo padre, diría el Tio Juan, creció sin cuidados- empezaban las casas de la calle.
Mi vida estaba bien, era feliz, hasta que trajeron a un canino desgraciado que me ponía nervioso.
Era un feo animal, negro chato, chusco y hediondo, no paraba de proclamar su ladrido soberano y amenazador intimidando a cualquiera que tenía la osadía de pasar por allí.
Cuidaba la casa verde, para mí era un sicario que se encargaba de que no pararan los intrusos por su jardín sin flores.
Creo que conmigo afloraba una especie de enganche a su furia y odio, y parecía esperarme todas la noches para aventarme todos sus ladridos ensordecedores, me atemorizaba con sus ojos encendidos, sus brillosos colmillos y su boca balbuceando.
Creo que quería despedazarme y yo quedaba temblando..
Se encontraba siempre en el patio de la casa, esta con una cerca de rejas. Lo único que lo detenía eran los barrotes de la cerca.
Confieso que después de unos días llevaba un palo en la mano
¿Quién se atrevería a pegarle a las rejas que separan de la fiera?
Siempre alguien se asomaba a la ventana y le gritaba desde dentro de la casa
Tranquilo Nerón.......
Y luego el perro se transformaba, gime y calla obediente mirando al amo invisible.
Seguía caminando con la cabeza agachada, pero con el palo en la mano, y justo cuando miraba el farol de la esquina, golpeaba la columna de metal y me echaba a correr.
En verdad disfrutaba del sonido y el eco en el interior del tubo de metal de la cerca, y el enfurecimiento nuevamente de Nerón.
Hasta que un día, un señor mayor salió de la nada y me dijo
Eso no se hace joven.
Nunca olvidaré a Nerón, esa tensión y emoción al mismo tiempo llena de adrenalina que a diario vivia.
Buen dia Membrio