Agradecimiento especial a LOBO y CARACOL_1
HOLA CARACOL, HOLA LOBO, HOLA A TODA LA FAUNA VIVIENTE QUE ANDA POR EL FORO
CARACOL. Tienes una memoria prodigiosa. Me has sorprendido gratamente cuando has sacado, a colación del comentario de LOBO, el recuerdo del maestro Casimiro (q. e. p. d.) tomando bicarbonato. Me has hecho revivir ese recuerdo que lo tenía oculto en la memoria. Siempre tuvo problemas con su estómago y supongo que el bicarbonato era el remedio casero/medicinal que mejor teníamos al alcance. Se echaba su pequeña dosis en la palma de la mano y pa dentro.
A mi también me tuvo de rapaz en la barbería, como a otros muchos que luego salieron maestros, pero yo no llegué a aprender lo suficiente porque no me daba riendas suelta, y es que en el fondo no quería que fuese barbero. Siempre se interesó por mis estudios y el concebía en mí otro futuro. Fue como un segundo padre para mí, tal vez porque al primero no lo tenía a mi alcance, y yo para él y su familia siempre fui su Tomasín. Me llevaba y me traía como a un hijo pequeño.
Me vienen a la memoria muchos y bonitos recuerdos. Veo a su madre y a su hermana cariñosas conmigo y llenas de desvelos, Veo a su padre como el súmmum del ingenio.
En esa casa, recuerdo los viejos relojes despiezados (tambores, volantes, espiras, ruedas dentadas, muelles espirales, coronas,…., bellas esferas de nácar con numeración romana), relojes de cuco hechos a mano y puestos en marcha con piezas de desguace. Apunto estuve de hacerme también relojero.
El tío Modesto me llevaba a la huerta como un perrito faldero, allí aprendí a coger lechugas, coles y pimientos.
Vi como a un bote de conserva vacío no le cortaba del todo la tapa de latón, y lo sujetaba en la punta de un palo largo, y yo estaba con los ojos muy abiertos. El se acercaba con la pértiga a la higuera y el higo más alto lo cortaba y se colaba dentro. Así aprendí a pescar higos, así estuve a punto de hacerme también huertero.
¡Cuánta maña, cuánto ingenio!. Carburos, candiles, relojes, todos eran de su invento. Hasta interruptores hechos de madera, ahora me explico por qué llegó allí la luz primero. Si yo aprendí algo, cuánto no aprendería Casimiro que vivía con ello.
Y para rematar la música, eso ya como ocio y entretenimiento, con esos pajaritos que tocaba el tío Modesto, con esos acordeones de botones que él mismo afinaba, con ese movimiento del pie que yo también heredo.
Ahí me encuentro yo, con un acordeón pequeñino que me trajo mi padre Holanda y con Casimiro de Maestro. Aprendiendo los acordes y amenizando a los que ibais a cortaros el pelo. Seguro que equivocaría las notas más de una vez, pero de ese NOOOO que me dices, yo ni me acuerdo. LOBO, si no se me saltaron las lágrimas es que ese NOOOO, no sería tan fiero.
Gracia a ambos por hacerme revivir este bonito recuerdo.
SALUDOS A TODAS Y A TODOS
HOLA CARACOL, HOLA LOBO, HOLA A TODA LA FAUNA VIVIENTE QUE ANDA POR EL FORO
CARACOL. Tienes una memoria prodigiosa. Me has sorprendido gratamente cuando has sacado, a colación del comentario de LOBO, el recuerdo del maestro Casimiro (q. e. p. d.) tomando bicarbonato. Me has hecho revivir ese recuerdo que lo tenía oculto en la memoria. Siempre tuvo problemas con su estómago y supongo que el bicarbonato era el remedio casero/medicinal que mejor teníamos al alcance. Se echaba su pequeña dosis en la palma de la mano y pa dentro.
A mi también me tuvo de rapaz en la barbería, como a otros muchos que luego salieron maestros, pero yo no llegué a aprender lo suficiente porque no me daba riendas suelta, y es que en el fondo no quería que fuese barbero. Siempre se interesó por mis estudios y el concebía en mí otro futuro. Fue como un segundo padre para mí, tal vez porque al primero no lo tenía a mi alcance, y yo para él y su familia siempre fui su Tomasín. Me llevaba y me traía como a un hijo pequeño.
Me vienen a la memoria muchos y bonitos recuerdos. Veo a su madre y a su hermana cariñosas conmigo y llenas de desvelos, Veo a su padre como el súmmum del ingenio.
En esa casa, recuerdo los viejos relojes despiezados (tambores, volantes, espiras, ruedas dentadas, muelles espirales, coronas,…., bellas esferas de nácar con numeración romana), relojes de cuco hechos a mano y puestos en marcha con piezas de desguace. Apunto estuve de hacerme también relojero.
El tío Modesto me llevaba a la huerta como un perrito faldero, allí aprendí a coger lechugas, coles y pimientos.
Vi como a un bote de conserva vacío no le cortaba del todo la tapa de latón, y lo sujetaba en la punta de un palo largo, y yo estaba con los ojos muy abiertos. El se acercaba con la pértiga a la higuera y el higo más alto lo cortaba y se colaba dentro. Así aprendí a pescar higos, así estuve a punto de hacerme también huertero.
¡Cuánta maña, cuánto ingenio!. Carburos, candiles, relojes, todos eran de su invento. Hasta interruptores hechos de madera, ahora me explico por qué llegó allí la luz primero. Si yo aprendí algo, cuánto no aprendería Casimiro que vivía con ello.
Y para rematar la música, eso ya como ocio y entretenimiento, con esos pajaritos que tocaba el tío Modesto, con esos acordeones de botones que él mismo afinaba, con ese movimiento del pie que yo también heredo.
Ahí me encuentro yo, con un acordeón pequeñino que me trajo mi padre Holanda y con Casimiro de Maestro. Aprendiendo los acordes y amenizando a los que ibais a cortaros el pelo. Seguro que equivocaría las notas más de una vez, pero de ese NOOOO que me dices, yo ni me acuerdo. LOBO, si no se me saltaron las lágrimas es que ese NOOOO, no sería tan fiero.
Gracia a ambos por hacerme revivir este bonito recuerdo.
SALUDOS A TODAS Y A TODOS
Bueno, Tomás, ¿tomas algo o te vas a tomar el fresco? ¡Genio y figura! Seguramente, será porque eres muy agudo, a pesar de ser un tipo llano, aunque a veces que hagas el esdrújulo. Leo tu relato y, más allá de la estupenda narrativa y no menos memoria, me llena el sentimiento. Sentimiento, que eres capaz de trasmitir con esa sencillez e ingenio que te caracteriza. A pesar de aparecer tan pequeñito en la foto, junto al bueno de Fernando y no menos bueno, Casimiro (descansen en paz), ya se te veía venir tu grandeza. Porque la estatura de los hombres, amigo mío, se mide por el tamaño de su alma. Y tú, la tienes grande, muy grande. Un abrazo. PC
PC. Que no quiero despedirme sin desearte buenas tardes y mandarte un besote.