A LA ENCINA
Tienes forma redonda y femenina,
¡oh!, madre vegetal de la bellota,
y un rumor de tristeza ya remota
en tu copa grisácea se adivina.
Prodigio de dureza campesina,
dureza secular que no se agota,
infrigiendo al otoño una derrota
cada año con tu dura disciplina.
Modelo de humildad y de porfía,
soportas, sin dolor, tu desventura,
renunciando impasible a tu alegría.
¡Encina campesina, verdioscura,
siempre fuiste la fiel fotografía
de mi recia y resignada Extremadura!
Wenceslao Mohedas Ramos
JARAICEJO (Cáceres), agosto, 1985
Tienes forma redonda y femenina,
¡oh!, madre vegetal de la bellota,
y un rumor de tristeza ya remota
en tu copa grisácea se adivina.
Prodigio de dureza campesina,
dureza secular que no se agota,
infrigiendo al otoño una derrota
cada año con tu dura disciplina.
Modelo de humildad y de porfía,
soportas, sin dolor, tu desventura,
renunciando impasible a tu alegría.
¡Encina campesina, verdioscura,
siempre fuiste la fiel fotografía
de mi recia y resignada Extremadura!
Wenceslao Mohedas Ramos
JARAICEJO (Cáceres), agosto, 1985
No me deis empujones a la encina GRANDE, que no está para muchos trotes.