MEMBRIO: Cuando la famosa, patética y deleznable frase, yo estaba...

Para cualquiera este mensaje, pero si está Vìsperas, te otorgo a ti la facultad de responderme por proximidad y cercanía.

¿Recordáis quien era el otro asiduo de la Capa? Recordáis también que una tarde se marcharon ambos dos a caballo a Salorino?

Vìsperas dale.

Sé que ese día del caballo fue muy comentado. Entonces las relaciones de Salorino y Membrío no funcionaban bien. Me suena que fue el poco tiempo de licenciarse; hizo el servicio militar en el 71 de Artillería, en Campamento, Madrid.

Chengue, saludos, tienes razón con lo de las relaciones con Salorino. Sin duda estaban mucho mejor la noche de la foto de "la invasión al remolque del tractor". acordeón y guitarra incluida, je, je, je es broma chengue. Saludos

Vísperas, veo que con lo de Salorino hay varias interpretaciones; ¡no la vayamos a joé! No sé si te acordarás, pero, en aquella época, teníamos a otro que también se envalentonaba: el amigo "Pachín", nuestro protector. Saludos

Claro que sé las tácticas defensivas que utilizaba Pachín, aunque en un contraataque rápido una noche en casa de Samuel, atacó y... se fue corriendo a la Nora. ¡Que historias!. Saludos.

Vìsperas, ya que Chengue era mas joven, recordáis aquella célebre frase de Don Ricardo a Pachín?! quítate las gafas, que me voy a quitar el rejoj ¡jjja
Haced memoria.

Cuando la famosa, patética y deleznable frase, yo estaba allí. Ese día fue Pachín, podía haber sido cualquiera de nosotros (era por turnos) Y, si señor; aquél hombre de treinta y tantos, retó, en desigual combate, a un niño de poco más de 12 años (no recuerdo la edad) Y, ¡Si señor!, lo metió en el cuarto donde se guardaban las reglas y le pegó una buena paliza. Aun veo la sangre del bueno de Pachín. Hay pasajes de este hombre (q. e. p. d) en relación con sus alumnos, que nos llevan al humor más negro. Otras, veces, es verdad, ocurrían cosas que, con la perspectiva de ahora nos tronchamos de risa (Vísperas lo sabe). Yo no sé si Pachín, tendría que hablar con él, padeció el síndrome de Estocolmo (lo digo en referencia a lo dicho por Chengue) Sé que en una feria, ya mayores, nos dio llorona- era de noche, frente a la escuela- Hay pasajes muy duros en la memoria, aunque no en el corazón. El drama, la tragedia y hasta la odisea, se daban allí la mano, algunas veces. Yo le tenía auténtico pánico, pavor indescriptible; me bloqueaba. También es verdad que yo era mal estudiante, y eso, por sí mismo justificaba los medios. Es cierto también que a mí me tocó la parte más dura de la guerra fría; la casa de la Srª Justa, donde el olor a café la gitana, te calaba hasta los huesos; dónde no sabías cual era el fin de la badila (teníamos 8 añitos, los dos, tres). Aquellas “clases” mañaneras en la “escuelas nuevas”. La famosa frase a Vísperas (que envidia sentí). Aquellas tardes grises, gélidas, lluviosas, de invierno, dónde esperábamos- como maná que cayese del cielo- que se “fuera la luz”. Veo esta foto y me acuerdo de aquellos pasajes con Fernando (q. e. p. d) Algunos son para reírse, con la perspectiva de ahora; otros, para escribir un buen libro. Creo, que en aquello que llamábamos “clases particulares” a los de Bachiller, me topé con míster Hyde. El doctor Jekyll, iba a otras horas. Saludos mañaneros. PC
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Había oido que "pegaba duro", pero nunca pensé que de esa manera... Nunca lo oí.

¿No se lo contabais a vuestros padres? Yo, más de una vez saboreé la vara de olivo y la regla, en la mano, en la cabeza y en las piernas... A veces lo decíaen casa, ootras no, porque también en casa llevaba algún cachete, pero jamás esas palizas; estoy segura de que mis padres no se callarían.

Un hecho de película de terror. Pero no juzguemos ahora a la persona, algún atenuante tendría ak obrar así:

-En aquellos ... (ver texto completo)