Como no podía ser de otra manera, ("Soy como un árbol que crece donde lo han plantado. Sin este cepellón de tierra bajo mis pies, tal vez mi imginación se hubiera esterelizado") D. Miguel Delibes, díó su ÚLTIMO PASEO por su ciudad. El féretro, desnudo porque en Castilla son así. Del Ayuntamiento a la Catedral. Acompañado por sus paisanos que no dejaban de aplaudirle."Antes que nada, yo soy vallisoletano" decía. Hoy estará con toda seguridad en todo lo alto de ese cacho de Cielo de Castilla ("Si el cielo de Castilla es alto, es de tanto mirarlo sus campesinos") que está justo encima de Valladolid porque,él, nunca quiso perderlo de vista ni alejarse en demasía de sus raices."Cuando salgo de mi tierra, es pensando siempre en volver cuanto antes". Como tampoco se alejó nunca de su querido periódico, donde se inició,"El Norte de Castilla"."Cuidad de que no salgan tantas faltas de ortografía" le dijo a su actual Director no hace mucho. Sus letras estos días, parecen más negras que nunca. Y no me extiendo más, porque, no quiero ponerme pesado,-ya lo soy en otros ratos-y, porque a él, seguro que no le gustaría. Hasta siempre D. Miguel y saludos a todos.
Excmo. Sr. REALITO: creo firmenmente, que la grandeza está en la sencillez. Por tal cuestión, permítame decirle que, de todo lo leído sobre el finado escritor pucelano, lo suyo es lo que más me ha conmovido (quizás por cercano, nunca por lisonjero) Ya le dije en su día, que la ventaja de los grandes hombres- en cualquiera de los campos del saber- es que mueren físicamente, pero nos dejan un enorme legado para la posteridad. En realidad nos dejan lo más importante; su obra. Esa obra que V. E., en el caso presente, tan bien conoce.
Siempre, creí, Excmo. Sr., que si la sombra del ciprés es más alargada, la de la encina es más cálida.
Estos días, queriendo hacer un resumen literario sobre el óbito de tan insigne hombre- más que nada para pasárselo a V. E., a modo de lectura- han caído en mis manos cosas real y patéticamente sorprendentes. De lo leído, hay algo que me ha llamado, en negativo, poderosamente la atención- como se la llamará a V. E.,- y que me ha recordado la vigencia de aquellos políticos que se disputaban el voto del Señor Cayo.
La respuesta de un chaval de 16 años de un colegio de Madrid. <<Claro que conozco a Delibes ¿Es una de las 35 mejores empresas españolas, no?>> Otra chica de 15 años: <<No me suena de nada ¿Es un filósofo, no?>> Otros se acercan más, pero sin dejar de titubear: <<Sí, creo que es un escritor. Lo he escuchado en la tele porque se ha muerto>>
¿De quién es la responsabilidad de que un chico, “ESTUDIANTE” de 16 años, no conozca a Delibes y seguramente te recite de memoria el nombre de todos los impresentables que pululan por las TV?
¿Está VE., de acuerdo conmigo, en que no hay mejor manera de subyugar a los demás que embruteciéndolos? ¡Que vigor, Excmo. Sr., tendría hoy en día la frase del romano! <<PANEM ET CIRCENSES>>
Siempre a sus órdenes. PC
Siempre, creí, Excmo. Sr., que si la sombra del ciprés es más alargada, la de la encina es más cálida.
Estos días, queriendo hacer un resumen literario sobre el óbito de tan insigne hombre- más que nada para pasárselo a V. E., a modo de lectura- han caído en mis manos cosas real y patéticamente sorprendentes. De lo leído, hay algo que me ha llamado, en negativo, poderosamente la atención- como se la llamará a V. E.,- y que me ha recordado la vigencia de aquellos políticos que se disputaban el voto del Señor Cayo.
La respuesta de un chaval de 16 años de un colegio de Madrid. <<Claro que conozco a Delibes ¿Es una de las 35 mejores empresas españolas, no?>> Otra chica de 15 años: <<No me suena de nada ¿Es un filósofo, no?>> Otros se acercan más, pero sin dejar de titubear: <<Sí, creo que es un escritor. Lo he escuchado en la tele porque se ha muerto>>
¿De quién es la responsabilidad de que un chico, “ESTUDIANTE” de 16 años, no conozca a Delibes y seguramente te recite de memoria el nombre de todos los impresentables que pululan por las TV?
¿Está VE., de acuerdo conmigo, en que no hay mejor manera de subyugar a los demás que embruteciéndolos? ¡Que vigor, Excmo. Sr., tendría hoy en día la frase del romano! <<PANEM ET CIRCENSES>>
Siempre a sus órdenes. PC