MEMBRIO: Amigo mío: Ya decía yo, que usted estaría a la altura....

¡Cualquiera le echa el guante a ése! Véte tú a saber... Igual aparece en cualquier momento. Es así jeje

En cumplimiento de lo ordenado por el Excmo. Sr. REALITO, Presidente del foro, “Membrilleros por el mundo”, en el tema relativo al pésame a la Casa Blanca, sobre el fatal desenlace que, para ellos, ha supuesto la muerte súbita en la Championlís, paso a comunicar.
Puseme mis mejores galas- tal como dijo S. E.,- Traje de Armani, color azul de mar, camisa blanca y corbata oscura. Maletín color marrón, con dos rayas negras. Me encaminé, estilo Churrigueresco, Castellana arriba, hasta ese centro enorme dónde cientos de equipos padecieron las iras de la ignominia (no me dejaron, Excmo. Sr., visionar el verde, porque estaban colocando los cadáveres de los miles de óbitos del arbitrio) Me acerqué a la puerta principal. Allí, un señor de faz lívida, cadavérica, me interrogó- con una tristeza patética- sobre mi identidad y el motivo de mi presencia en el lugar. Le dije que iba de parte de S. E., y de los culés del foro (Hogaño, Olivares, Membrillera, Etc.) y que quería ver al SER SUPERIOR. Yo, tranquilo. Muy tranquilo.
Allí estaba el ser superior; tétrico, cabizbajo, deprimido, lloroso, melancólico (Modestia aparte, Excmo. Sr., tiene mucho más dinero que yo, pero es más feo y más triste) Le di su encargo del siguiente tenor: << ¡De parte de mi presidente, que no lo siente! ¡Perdón, Ser Superior, que lo siente! Que son cosas que tenían que pasar más a menudo. No, perdón, quise decir, que no tenían que pasarle a Vds. Ya sabe, ha habido un descuido con el colegiado en el Corte Inglés, digo, en el vestuario; en el momento clave el linier no estaba, las jodías televisiones que lo sacan todo; digo, que no lo sacan; los cuatro penaltys. En fin, Ser Superior, cosas de la vida. Todos esperamos que se recupere de esta melancolía que le abruma y su equipo vuelva a las andadas. ¡Perdón, a las remontadas! >> El Ser Superior, agradeció mi presencia en el lugar y el pesar sincero que se me notó en todo momento. Me dijo: “Dígale Vd., al Excmo. Sr. REALITO, que le estoy muy agradecido”. Me despedí de él amablemente. Posteriormente, fui acompañado por una guapa señorita hasta el baño- ¡Perdón, hasta la salida! Yo, sincero y tranquilo, como me dijo VE.,
Siempre a sus órdenes. PC

Amigo mío: Ya decía yo, que usted estaría a la altura. Perfecto. Y si además se llevó a la azafata al palomar, puerta grande por torero jeje. Agradecido y reciba mi abrazo y felicitación. ¡Qué gran vasallo!