EL TRILLO Y LA ERA.
En tiempos pasados fueron muy activos para trillar la cosecha, y debieron de sustituir otra forma más antigua, trillar sólo con las yuntas a base de pisar la mies hasta que quedara bien trillada la parva.
EL TRILLO. Su construcción está hecha entorno a la PLATAFORMA, de donde parten todos sus componentes; en su parte inferior las ruedas, que con sus pinchos y cortes son las que cortan y machacan la mies que se esté trillando; en la parte superior está el asiento para comodidad del labrador o conductor del trillo, en su parte delantera un gancho para la cadena de extracción que va a la GANGA de la yunta; en la parte trasera se encuentran dos piezas rectangulares con un agujero, donde se adapta el GANCHO para dar la vuelta a la mies.
El gancho, casi tiene forma de circunferencia, su parte final o pico se introduce en la parva hasta tocar el suelo, todo el tiempo lo está tocando para ir sacando a flote la parte menos trillada o VAGOS. Una vez que ha cumplido con su misión, se quita hasta que de nuevo sea necesario.
LA PARVA. Sus dimensiones son variables, solían tener unos doce metros de diámetro, sobre su superficie se iban poniendo los HACES algo inclinados, por lo que su grosor es entorno a un metro, cuando esto estaba así, empezaba la trilla en todo su AUGE, al principio y en algunas ocasiones, si parecía algo pequeña, se echaban algunos haces más de los que estaban pendientes de trillar. Cuando la labor del gancho no era satisfactoria porque la parva estaba bastante trillada, a esta se le daba la vuelta con el LIENDRO, HORCA y PALA de madera, cuantas veces fuera necesario hasta que esta estuviera apta para amontonar y separar la paja del grano, para esto había que esperar a que hubiera viento ADECUADO.
Nos consta que en la parva, de dar tantas vueltas en un espacio tan reducido, el labrador tenía tiempo de sobra para PENSAR, ABURRIRSE y CANTAR por soleares. Antonio Molina no era ajeno en estas canciones Y a las mujeres, cuando alguna vez iban, les gustaba cantar: AIRE, AIRE, MI MARIDO EN LA ERA Y YO CON UN FRAILE. No sólo se aburría el labrador, también a la yunta le pasaba lo mismo, estaba atenta a los despistes del labrador o de la labradora y a la más minima en vez de caminar en forma circular tiraba recto y se salía de la parva con el trillo arrastrándolo y haciendo mucho ruido sobre el duro suelo, menudo ENFADO acompañado de algunos tacos provocaba la yunta por su mal comportamiento.
LA ERA, tenía un ENCANTO ESPECIAL, puede ser que fuera la satisfacción de que el labrador ya tenía su cosecha amontonada, es decir, el FRUTO de su trabajo, muy cerca de efectuar su venta y con ello sus ingresos básicos de TODO EL AÑO.
Cada labrador tenía un JAZCAL de trigo, cebada, avena y centeno, el más grande el de trigo, el más pequeño el de centeno.
De cada JAZCAL se hacían cuantas parvas fueran necesarias. Cuando se terminaba con una parva y su proceso de limpiar el grano, este se echaba en los costales ante lo cual estaba presente el GUARDA o ADMINISTRADOR de la finca que se llevaba la parte correspondiente, un TERCIO de lo cosechado y también de la paja. Esas eran las condiciones de pago al dueño por utilizar su finca, si quieres lo coges y si no los dejas.
Pues que te vaya bien SEÑORITO IVÁN, pero ten cuidado con AZARÍAS que está MERODEANDO el COTIJO con ganas de saludarte y preguntarte por la MILANA BONITA.
En tiempos pasados fueron muy activos para trillar la cosecha, y debieron de sustituir otra forma más antigua, trillar sólo con las yuntas a base de pisar la mies hasta que quedara bien trillada la parva.
EL TRILLO. Su construcción está hecha entorno a la PLATAFORMA, de donde parten todos sus componentes; en su parte inferior las ruedas, que con sus pinchos y cortes son las que cortan y machacan la mies que se esté trillando; en la parte superior está el asiento para comodidad del labrador o conductor del trillo, en su parte delantera un gancho para la cadena de extracción que va a la GANGA de la yunta; en la parte trasera se encuentran dos piezas rectangulares con un agujero, donde se adapta el GANCHO para dar la vuelta a la mies.
El gancho, casi tiene forma de circunferencia, su parte final o pico se introduce en la parva hasta tocar el suelo, todo el tiempo lo está tocando para ir sacando a flote la parte menos trillada o VAGOS. Una vez que ha cumplido con su misión, se quita hasta que de nuevo sea necesario.
LA PARVA. Sus dimensiones son variables, solían tener unos doce metros de diámetro, sobre su superficie se iban poniendo los HACES algo inclinados, por lo que su grosor es entorno a un metro, cuando esto estaba así, empezaba la trilla en todo su AUGE, al principio y en algunas ocasiones, si parecía algo pequeña, se echaban algunos haces más de los que estaban pendientes de trillar. Cuando la labor del gancho no era satisfactoria porque la parva estaba bastante trillada, a esta se le daba la vuelta con el LIENDRO, HORCA y PALA de madera, cuantas veces fuera necesario hasta que esta estuviera apta para amontonar y separar la paja del grano, para esto había que esperar a que hubiera viento ADECUADO.
Nos consta que en la parva, de dar tantas vueltas en un espacio tan reducido, el labrador tenía tiempo de sobra para PENSAR, ABURRIRSE y CANTAR por soleares. Antonio Molina no era ajeno en estas canciones Y a las mujeres, cuando alguna vez iban, les gustaba cantar: AIRE, AIRE, MI MARIDO EN LA ERA Y YO CON UN FRAILE. No sólo se aburría el labrador, también a la yunta le pasaba lo mismo, estaba atenta a los despistes del labrador o de la labradora y a la más minima en vez de caminar en forma circular tiraba recto y se salía de la parva con el trillo arrastrándolo y haciendo mucho ruido sobre el duro suelo, menudo ENFADO acompañado de algunos tacos provocaba la yunta por su mal comportamiento.
LA ERA, tenía un ENCANTO ESPECIAL, puede ser que fuera la satisfacción de que el labrador ya tenía su cosecha amontonada, es decir, el FRUTO de su trabajo, muy cerca de efectuar su venta y con ello sus ingresos básicos de TODO EL AÑO.
Cada labrador tenía un JAZCAL de trigo, cebada, avena y centeno, el más grande el de trigo, el más pequeño el de centeno.
De cada JAZCAL se hacían cuantas parvas fueran necesarias. Cuando se terminaba con una parva y su proceso de limpiar el grano, este se echaba en los costales ante lo cual estaba presente el GUARDA o ADMINISTRADOR de la finca que se llevaba la parte correspondiente, un TERCIO de lo cosechado y también de la paja. Esas eran las condiciones de pago al dueño por utilizar su finca, si quieres lo coges y si no los dejas.
Pues que te vaya bien SEÑORITO IVÁN, pero ten cuidado con AZARÍAS que está MERODEANDO el COTIJO con ganas de saludarte y preguntarte por la MILANA BONITA.