ENCINA, amiga, no podía cerrar la ventana sin manifestarte mis recuerdos. ¡Nos acordamos de tí! y te deseamos que termines bien ese trajín al que sometes a tu persona. Con el convencimiento de que, cansada, le besarás la espalda al Apostol. Desde tu pueblo, ese que te estima te desea lo mejor. No es otro que Vísperas.