MEMBRIO: CHENGUE. Gracias por tus palabras. Ahora esto lo vemos...

Gracias RETAMA por poner la foto de tu abuela Rosalía y recordárnosla, aunque yo nunca la olvidaré. Cada vez que llegábamos al pueblo con mi madre, ella subía la calle Nueva para ir a ver a los hijos “del su Diego”. Mi padre también se crió en el entorno de esta familia, al igual que mi tía Antonia y mi tío Ángel, que era el mayor, el padre de mis otros primos Baleares, Tomás y Valentín. Eran tres hermanos que quedaron huérfanos de pequeños y la tía Rosalía fue como una madre para todos ellos. Esa mujer siempre me supo trasmitir ese enorme cariño y la recuerdo con la cara sonriente cuando nos veía venir y también con sus ojos inundados en lágrimas cuando nos despedíamos.

Cuando mi padre venía o cuando se marchaba, siempre tenía a su tía Rosalía en su boca y en su pensamiento, y no había carta escrita desde Holanda que no tuviese algún renglón para ella; ¡esa Holanda que se llevó al su Diego!.

CALAMBÚ, permíteme que suspire hondo y restriegue mis ojos para limpiar unas lagrimitas que tengo por aquí, antes de que te diga que lo mismo eres también mi tío de leche, y yo sin saberlo.

Un FUERTE ABRAZO para toda la familia de la tía Rosalía: hijos, hijas, nietos, nietas, y los hijos y las hijas de las nietas y de los nietos;
me da igual que sean por consanguinidad, por afinidad o por amamantamiento
me da igual que sean de sangre o que sean de pecho.

Buenas noches a todos los asomados.
Permitidme contestarle a EL BALEARES aunque ahora no esteis con ese tema.
Tienes razón, EL BALEARES, "el su Diego" era especial. Te lo digo, aunque lo sabrás, que el cariño es recíproco y fue gracias a ella. Besos

Mujeres de antaño, Retama; en épocas tan difíciles, siempre tirando "palante" del carro. He seguido con atención estas historias de tu abuela -a la que conocí- y ello merece mi consideración. No sé si lo sabras, pero me pasó como a mi primo Calambú, solo que la madre de leche que yo tuve, y a la que llamé siempre Tia, fue la Antonia, "Periquica", a la que siempre he querido mucho, y ella a mí; no me extraña, por tanto, ese lazo que se crea entre ambos.

Un abrazo

CHENGUE. Gracias por tus palabras. Ahora esto lo vemos como algo especial, criar al hijo del otro. Pero estoy segura que antes se veía tan natural, en este tema y en otros tantos. Prestar los aperos, los animales, la comida, la ropa, o incluso trueques.
No se puede generalizar, pero ahora si que nos hemos vuelto más interesados y con más miramientos. A veces hay que mirar al pasado y recapacitar.
Ah! Te sigo en las historias que nos cuentas y me encantan. Besos