LOS LABRADORES Y LA ERA
Junto a esta era pasábamos para ir a la de los Hornos, donde estaban los mismos labradores que los del relato “LA ENCINA GRANDE”. En todos los trabajos del campo, cuando se iban terminando se pensaba en el siguiente y en todos ponían interés en hacerlos muy bien. Arando la tierra “LOS SURCOS BIEN DERECHOS”. En la era “EL TRIGO BIEN LIMPIO”.
Cuando se terminaba la siega, se iba a la era para hacer los preparativos, cada uno hacía un CHOZO y algunos a un lado clavaban unas ESTACAS pequeñitas en línea recta. Con ellas, y cuando llegaba la sombra del chozo, se iba sabiendo la hora, haciendo funciones propias de un RELOJ SOLAR. En el pico del chozo ponían una GIRANDERA hecha de palos de GAMON, para saber de donde venía el viento, se hacían los arreglos necesarios a la HORNILLA que era la misma de años anteriores teniendo cuidado de que no hubiera posibilidad, ante una imprudencia o por el viento, de un incendio y por último se limpiaba la era quedando preparada para empezar LA SACA.
Se empezaba haciendo los JAZCALES de trigo, cebada, avena y alguna vez de centeno. Cuando toda la cosecha estaba en la era se hacía la primera PARVA y se esparcían los haces en forma circular. Empezaba la trilla con el trillo, se iba cómodo sentado en el asiento pero era aburrido dar vueltas y vueltas. Cuando la parte superior estaba trillada, se le ponía un gancho al TRILLO para que fuera sacando de la parte inferior lo menos trillado, así varias veces y cuando esto ya no funcionaba se daba la vuelta a la parva con la HORCA, LIENDRO y una pala de madera. Esta operación se hacía las veces necesarias hasta que estaba bien trillada. Cuando era así, se amontonaba y se empezaba con otra parva y cuanto la girandera marcaba aire SOLANO, que era el mejor por ser suave, fijo y constante, con el LIENDRO en mano se lanzaba a lo alto para que se llevara el viento la paja a una distancia cerca y el grano, como pesaba más, casi caía vertical. Una vez realizado esto, se cribaba el grano con las CRIBAS, si caía alguna paja se quitaba con un RAMAJO especial hecho de una planta granate.
Ahora se avisaba al guarda de la finca, este se presentaba y con el labrador usando LAS CUARTILLAS se llenaban los costales y de aquí se llevaba la parte que le correspondía al SEÑORITO que era el precio que se pagaba por utilizar la tierra de sus fincas, así con todas las parvas. Esto no les gustaba a los labradores y decían: “si la tierra fuera de quien la trabaja todos los beneficios serían para nosotros”. Una vez que se había hecho el pago, los COSTALES al carro y a la COMARCAL o a las TROGES y la paja a los PAJARES. Antes de hacer el viaje, se echaba agua a las ruedas y se engrasaban sus ejes para poner el carro a punto. En el trayecto se daba descanso un rato a las yuntas que lo que hacían muy bien “TIRAR DEL CARRO“. Cuando se iba a la comarcal todo estaba lleno. Había que hacer cola y tardaban tiempo en atender para descargar el trigo.
Durante todo este tiempo estaba funcionando la hornilla, por las mañanas se ponían los PUCHEROS y con cierta frecuencia un labrador con el BARRIL echaba agua, para que no se secaran, y leña al fuego. Al medio día en el chozo comíamos los garbanzos, el GAZPACHO y echábamos la siesta. Este nunca estaba solo era muy visitado por los que formaban parte de la era, CHICHARRAS, ZAGAÑOTES, las simpáticas LAGARTIJAS y algún ALACRAN, y a su alrededor muchas PALOMAS, PARDALES, COGUTAS…...
Por las noches después de cenar se reunían junto a un chozo para pasar un rato agradable hablando de muchos temas, incluidos los que vivieron en la GUERRA CIVIL. Cuando esto se terminaba, a la cama que estaba hecha en la parva. estando acostado era extraordinario en silencio total salvo el canto de algún MOCHUELO, ALCARABAN o el pasar de los MURCIELAGOS y en el cielo parecía que no cabían las estrellas. Habiendo sacado el grano y la paja de la era se daba por finalizada la cosecha del año y venía el momento de calcular si había sido buena o mala, aún siendo muy buena era difícil que un labrador no se quejara.
En el pueblo echo en falta que, habiendo sido por tradición gente del CAMPO y ARTESANOS muy trabajadores, no haya una calle o algo que haga referencia a los que nos dejaron en su MEMORIA.
Junto a esta era pasábamos para ir a la de los Hornos, donde estaban los mismos labradores que los del relato “LA ENCINA GRANDE”. En todos los trabajos del campo, cuando se iban terminando se pensaba en el siguiente y en todos ponían interés en hacerlos muy bien. Arando la tierra “LOS SURCOS BIEN DERECHOS”. En la era “EL TRIGO BIEN LIMPIO”.
Cuando se terminaba la siega, se iba a la era para hacer los preparativos, cada uno hacía un CHOZO y algunos a un lado clavaban unas ESTACAS pequeñitas en línea recta. Con ellas, y cuando llegaba la sombra del chozo, se iba sabiendo la hora, haciendo funciones propias de un RELOJ SOLAR. En el pico del chozo ponían una GIRANDERA hecha de palos de GAMON, para saber de donde venía el viento, se hacían los arreglos necesarios a la HORNILLA que era la misma de años anteriores teniendo cuidado de que no hubiera posibilidad, ante una imprudencia o por el viento, de un incendio y por último se limpiaba la era quedando preparada para empezar LA SACA.
Se empezaba haciendo los JAZCALES de trigo, cebada, avena y alguna vez de centeno. Cuando toda la cosecha estaba en la era se hacía la primera PARVA y se esparcían los haces en forma circular. Empezaba la trilla con el trillo, se iba cómodo sentado en el asiento pero era aburrido dar vueltas y vueltas. Cuando la parte superior estaba trillada, se le ponía un gancho al TRILLO para que fuera sacando de la parte inferior lo menos trillado, así varias veces y cuando esto ya no funcionaba se daba la vuelta a la parva con la HORCA, LIENDRO y una pala de madera. Esta operación se hacía las veces necesarias hasta que estaba bien trillada. Cuando era así, se amontonaba y se empezaba con otra parva y cuanto la girandera marcaba aire SOLANO, que era el mejor por ser suave, fijo y constante, con el LIENDRO en mano se lanzaba a lo alto para que se llevara el viento la paja a una distancia cerca y el grano, como pesaba más, casi caía vertical. Una vez realizado esto, se cribaba el grano con las CRIBAS, si caía alguna paja se quitaba con un RAMAJO especial hecho de una planta granate.
Ahora se avisaba al guarda de la finca, este se presentaba y con el labrador usando LAS CUARTILLAS se llenaban los costales y de aquí se llevaba la parte que le correspondía al SEÑORITO que era el precio que se pagaba por utilizar la tierra de sus fincas, así con todas las parvas. Esto no les gustaba a los labradores y decían: “si la tierra fuera de quien la trabaja todos los beneficios serían para nosotros”. Una vez que se había hecho el pago, los COSTALES al carro y a la COMARCAL o a las TROGES y la paja a los PAJARES. Antes de hacer el viaje, se echaba agua a las ruedas y se engrasaban sus ejes para poner el carro a punto. En el trayecto se daba descanso un rato a las yuntas que lo que hacían muy bien “TIRAR DEL CARRO“. Cuando se iba a la comarcal todo estaba lleno. Había que hacer cola y tardaban tiempo en atender para descargar el trigo.
Durante todo este tiempo estaba funcionando la hornilla, por las mañanas se ponían los PUCHEROS y con cierta frecuencia un labrador con el BARRIL echaba agua, para que no se secaran, y leña al fuego. Al medio día en el chozo comíamos los garbanzos, el GAZPACHO y echábamos la siesta. Este nunca estaba solo era muy visitado por los que formaban parte de la era, CHICHARRAS, ZAGAÑOTES, las simpáticas LAGARTIJAS y algún ALACRAN, y a su alrededor muchas PALOMAS, PARDALES, COGUTAS…...
Por las noches después de cenar se reunían junto a un chozo para pasar un rato agradable hablando de muchos temas, incluidos los que vivieron en la GUERRA CIVIL. Cuando esto se terminaba, a la cama que estaba hecha en la parva. estando acostado era extraordinario en silencio total salvo el canto de algún MOCHUELO, ALCARABAN o el pasar de los MURCIELAGOS y en el cielo parecía que no cabían las estrellas. Habiendo sacado el grano y la paja de la era se daba por finalizada la cosecha del año y venía el momento de calcular si había sido buena o mala, aún siendo muy buena era difícil que un labrador no se quejara.
En el pueblo echo en falta que, habiendo sido por tradición gente del CAMPO y ARTESANOS muy trabajadores, no haya una calle o algo que haga referencia a los que nos dejaron en su MEMORIA.
Hola virgo, he leido tu mensaje, y me has hecho recordar muchas cosas, aunque creo que por lo que relatas soy algo mas joven que tu, si lo que cuentas son experiencias vividas por ti, permiteme que añada alguna cosa, no has nombrado la pala de madera que se utilizaba para dar la ultima vuelta, pues al estar casi trillado de la horca se escapaba, y cuando estaba casi limpia la parva servia para amontonarla y terminar de limpiarla. En cuanto a la planta marron creo recordar, que se llamaba baleo. Estoy contigo en lo de la calle en su memoria. saludos membriller@s