MEMBRIO: D. FRANCISCO...

Basta ver el reflejo de sus ojos

Ausente, confundido y nostálgico
El corazón no miente
Gritando en silencio

Extrañando y en agonía
Lo noto libre y preso de la melancolía
Pateando piedras por las calles
El celular no suena

Solo le queda……
Suspirar….. Suspirar
Y esperar que el tiempo vuele.

Maestro un abrazo a los dos.

D. FRANCISCO

Me conoces muy bien, pero que muy bien.

El tiempo, al igual que hace siempre, termina volando, y sólo me quedó aquello que viví intensamente y las ganas de volverlo a revivir, con independencia de que también me trajera para casa algún kilito de más.

¡Qué vida llevas, Tomás!, ¡cómo se nota que no está la Hili!, me decían. Ahora no tenía disculpas, no tenía que subirme a la terraza ni irme al alto del Santo para hablar por el celular; tenía repleta la cobertura, pues ya se encargó Hili de que me fuera al Pueblo con movistar, no sin antes advertirme, conociendo mi sordera, de que le pusiera el vibrador para no tener excusas.

La ausencia siempre estuvo presente, pero he de reconocer que los ratos que pasé fueron gratos, y en el ambiente se respiraba un clima participativo y de convivencia que me ayudaron a que ese tiempo pasara rápido, a pesar de que mi corazón estuviese ausente y preso de la melancolía.

Gracias D. Francisco por todo, y sobre todo por tenerte.

PD. Alguna vez me dejé el celular olvidado en casa, pero sorprendentemente ella siempre supo de mis movimientos.