ME PASÓ POR SER TAN BUENO
Estaba echado en la cama
cuando oigo que alguien me reclama,
¡qué desgracia, Dios mío!
¡un ordenador descuajaringado!,
¡y un santorrostro lo ha provocado!.
El descuajaringador que descuajaringue,
o que haya osado descuajaringar
al ordenador de Monseñor,
también será descuajaringado,
¡válgame Díos!
Presto levantome,
pusiome los pantalones apretaos,
previamente colocome
lo que estaba descolocao.
Afeitome la barba;
depilome el pecho;
tiznome la cara;
los bíceps y los tríceps
con aceite diome;
en los cuadriceps, no,
porque puestos tenía los pantalones;
pero sí en los pectorales
y un poquito en los dorsales;
y con un pañuelo arreatao,
y con un nudo bien apretao,
sujetome el pelo,
bien sujetao.
Así se fue pal Pueblo,
este Rambo membrillero
a la caza y captura
del reptil santorrostrero.
Esperé a que anocheciera
apostado en una esquina
y cuando el “mú cabrito”,
salió al balcón
a tomar el fresquito,
escalé por la paré
hasta el balcón de la Mercé:
zas, zas, ………. zas……
……….. zas…..
…zas…. zas….
…. ¡Ahhhhh!
¡Se volvió a escapá….!,
y yo perdí pié
y a la calle fui a pará,
menos mal que me sujeté
en los cables de la fachá.
Apunto estuve de descuajaringarme,
o de electrocutarme, ¡mira tú!.
En los cables del teléfono,
y también en los de la luz,
pude agarrarme como pude,
y aunque una a una
fueron soltándose las grapas,
pues le metí 100 kilos de masa
unida a la gravedad,
evité caerme de bruces,
sin apagar todas las luces,
¡aunque por poco no lo cuento,
si me estampo en el cemento!.
Así que allí os dejo en la fachá,
los cables recolgones de recuerdo,
yo me vine huyendo pa Madrid,
y los que me vieron,
dicen que pasé por Getrero,
corriendo que perdía el trasero,
pero, sinceramente, ¡ni me acuerdo!.
Ante otra urgencia inusitada,
no quiero balcones, ni quiero ramas,
quisiera escarmentar y no escarmiento,
aunque sé que, si algo me pides,
no sabré decirte que lo siento,
pero si ves que no acudo presto
y estoy echado en la cama,
es que m´has pillao en las Bahamas.
PD:
Resumen de los consejos de la señorita BAE-ARES Francis, a monseñor CALAMBÚ, que serán desarrollados en una carta personalizada en cuanto se abra el consultorio, previsto para cuando termine de salirle el rabuo de las fiestas y que aún tiene para rato:
A.- Cómprate otro ordenador que tenga una cubierta protectora de caucho grueso adaptable, como la que venden en el mercadillo para los mandos del televisor.
B.- Si no lo encuentras, vendéis la casa y os compráis otra sin balcones, y si quieres tomar el fresco pones aire acondicionado en las habitaciones, o te vas al andén, ¡qué “cohones”!.
C.- Si ambas cosas no te convencen, podéis practicar con los ordenadores viejos siguiendo las siguientes instrucciones: os pegáis sustos familiares unos a otros, avanzando uno o ambos pies en el respingo, con el fin de amortiguar con ellos la caída del ordenador. Este sistema tiene el inconveniente de que si os acostumbráis, algún día podéis tener entre las manos algo más pesado y un susto os repercutiría en el aplastamiento de los pinreles, en ese caso os recomiendo que utilicéis zapatos que tengan punteras de acero, por lo que podréis tirar a la basura las chanclas de andar por casa.
C.- Otra alternativa posible sería actuando sobre “bicho”. Ahí os mando la fotografía del santorrostro para que os vayáis familiarizando con él y no os vuelva a pegar esos sustos descuajaringadores. Ya veréis como le cogéis cariño y terminará siendo vuestra mascota. Tiene la ventaja, respecto a un perrito faldero, que no ladra, que no caga, que no suelta pelos, que lo podréis dejar solito en la casa largas temporadas, que no os lo tendréis que llevar en las vacaciones, ni dejarlo al cuidado de los vecinos, y que, cuando estéis en casa, no habrá ni moscas ni mosquitos.
Dándoos las gracias por vuestra muestra de confianza, con el propósito de ayudaros a resolver ese dilema que se ha apoderado de vuestra vida familiar, que espero que no sea traumático, con el deseo de que toda la familia pueda sobrellevar con humor y resignación este caso insólito, digno recordar por todos los foreros presentes, y sin perjuicio de los consejos esquematizados que os pueda aportar el amigo HALCÓN, se despiden con todo el cariño y un fuerte abrazo, la señorita BAE-ARES Francis y su colaboradora Hili Pelucha, desde el consultorio BAE-ARES Francis, S. A., que queda a vuestra disposición.
Estaba echado en la cama
cuando oigo que alguien me reclama,
¡qué desgracia, Dios mío!
¡un ordenador descuajaringado!,
¡y un santorrostro lo ha provocado!.
El descuajaringador que descuajaringue,
o que haya osado descuajaringar
al ordenador de Monseñor,
también será descuajaringado,
¡válgame Díos!
Presto levantome,
pusiome los pantalones apretaos,
previamente colocome
lo que estaba descolocao.
Afeitome la barba;
depilome el pecho;
tiznome la cara;
los bíceps y los tríceps
con aceite diome;
en los cuadriceps, no,
porque puestos tenía los pantalones;
pero sí en los pectorales
y un poquito en los dorsales;
y con un pañuelo arreatao,
y con un nudo bien apretao,
sujetome el pelo,
bien sujetao.
Así se fue pal Pueblo,
este Rambo membrillero
a la caza y captura
del reptil santorrostrero.
Esperé a que anocheciera
apostado en una esquina
y cuando el “mú cabrito”,
salió al balcón
a tomar el fresquito,
escalé por la paré
hasta el balcón de la Mercé:
zas, zas, ………. zas……
……….. zas…..
…zas…. zas….
…. ¡Ahhhhh!
¡Se volvió a escapá….!,
y yo perdí pié
y a la calle fui a pará,
menos mal que me sujeté
en los cables de la fachá.
Apunto estuve de descuajaringarme,
o de electrocutarme, ¡mira tú!.
En los cables del teléfono,
y también en los de la luz,
pude agarrarme como pude,
y aunque una a una
fueron soltándose las grapas,
pues le metí 100 kilos de masa
unida a la gravedad,
evité caerme de bruces,
sin apagar todas las luces,
¡aunque por poco no lo cuento,
si me estampo en el cemento!.
Así que allí os dejo en la fachá,
los cables recolgones de recuerdo,
yo me vine huyendo pa Madrid,
y los que me vieron,
dicen que pasé por Getrero,
corriendo que perdía el trasero,
pero, sinceramente, ¡ni me acuerdo!.
Ante otra urgencia inusitada,
no quiero balcones, ni quiero ramas,
quisiera escarmentar y no escarmiento,
aunque sé que, si algo me pides,
no sabré decirte que lo siento,
pero si ves que no acudo presto
y estoy echado en la cama,
es que m´has pillao en las Bahamas.
PD:
Resumen de los consejos de la señorita BAE-ARES Francis, a monseñor CALAMBÚ, que serán desarrollados en una carta personalizada en cuanto se abra el consultorio, previsto para cuando termine de salirle el rabuo de las fiestas y que aún tiene para rato:
A.- Cómprate otro ordenador que tenga una cubierta protectora de caucho grueso adaptable, como la que venden en el mercadillo para los mandos del televisor.
B.- Si no lo encuentras, vendéis la casa y os compráis otra sin balcones, y si quieres tomar el fresco pones aire acondicionado en las habitaciones, o te vas al andén, ¡qué “cohones”!.
C.- Si ambas cosas no te convencen, podéis practicar con los ordenadores viejos siguiendo las siguientes instrucciones: os pegáis sustos familiares unos a otros, avanzando uno o ambos pies en el respingo, con el fin de amortiguar con ellos la caída del ordenador. Este sistema tiene el inconveniente de que si os acostumbráis, algún día podéis tener entre las manos algo más pesado y un susto os repercutiría en el aplastamiento de los pinreles, en ese caso os recomiendo que utilicéis zapatos que tengan punteras de acero, por lo que podréis tirar a la basura las chanclas de andar por casa.
C.- Otra alternativa posible sería actuando sobre “bicho”. Ahí os mando la fotografía del santorrostro para que os vayáis familiarizando con él y no os vuelva a pegar esos sustos descuajaringadores. Ya veréis como le cogéis cariño y terminará siendo vuestra mascota. Tiene la ventaja, respecto a un perrito faldero, que no ladra, que no caga, que no suelta pelos, que lo podréis dejar solito en la casa largas temporadas, que no os lo tendréis que llevar en las vacaciones, ni dejarlo al cuidado de los vecinos, y que, cuando estéis en casa, no habrá ni moscas ni mosquitos.
Dándoos las gracias por vuestra muestra de confianza, con el propósito de ayudaros a resolver ese dilema que se ha apoderado de vuestra vida familiar, que espero que no sea traumático, con el deseo de que toda la familia pueda sobrellevar con humor y resignación este caso insólito, digno recordar por todos los foreros presentes, y sin perjuicio de los consejos esquematizados que os pueda aportar el amigo HALCÓN, se despiden con todo el cariño y un fuerte abrazo, la señorita BAE-ARES Francis y su colaboradora Hili Pelucha, desde el consultorio BAE-ARES Francis, S. A., que queda a vuestra disposición.