A veces, al alba, ADL, para levantarse e ir al
colegio, necesitaba el sonido de los violines. Ella, tierna y sensible, desayunaba vida con aquel sonido de la gota de
agua en el estanque. Ella, fue la niña serena de la armonía. Aun, hoy en día, sigue despertando con el sonido perfecto, suave, tierno, infinito, y, desde la luna audible, de aquel indeleble concierto. Besos. PC