MEMBRIO: AZABUCHE, hasta ese momento me imaginaba tu garbo y...

AZABUCHE, hasta ese momento me imaginaba tu garbo y salero pero esa noche lo corroboré personalmente. Fue un verdadero placer para mí y una delicia para mis sentidos oírte cantar, aunque a esas horas ya algunos de ellos empezaban a mezclarse, me refiero a los sentidos. Así que no me extraña que los chupitos de coñac de la botella que nos dio Asun, me supieran igual que la deliciosa agua del tinajón, con sabor a barro, que bebíamos sediento, hasta ponernos moraos y a punto de darnos una “perplejía”, cuando llegábamos a casa de jugá a la pelota por esas callejas. Ese agua debía tener efectos medicinales y estimulantes, al igual que lo tenía el coñac de Asun.
Se me abrieron los ojos, se me activaron los dedos de las manos y se me agudizó el oído, y no digamos el gusto y el olfato; “algunos”, como perros callejeros terminamos sin coger un mal catarro.
Fue una noche muy bonita y al otro día seguían las fiestas. Esos “algunos” dimos paso al mercadillo del viernes y mientras tanto nos acostamos un rato; cuando se volvió a levantar el telón, también nosotros nos levantamos.

BESOS PARA TI Y SALUDOS A TODA LA FAMILIA
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Da gusto leerte. Da gusto acompañarte al son de la acordeón (el o la) me lo aclare, oiga. Es un placer, siempre, que estés con nosotr@s. Me contaron el episodio de la sandía y el alicate. No me pude reír más en mi vida. Quien me narró la historia la ardorno de tal manera, como sabe hacerlo, que me dolían todos los huesos del cuerpo de tanto reír. Lloraba sin poder contenerme. Me hizo un favor, pasé un rato muy, pero que muy agradable. Sois unos tíos cojon... Un abrazo.