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ENCINA, ¿Te acuerdas? Cuando las poetisas leáis, se lo decís a los poetas. Que sepáis que por allí paseamos hace ¡muchísimo tiempo! -casi cuando teníamos ojos de miel y labios de seda; cuando los azules se descomponían en un millón de fragmentos de belleza. En realidad, es simplemente una descripción casi apócrifa. Un abrazo para el personal. Me voy, que tengo que hacer unas cosas y tengo "la pata" joia. Lo dicho
EN TRIANA SIEMPRE HAY LUZ
Manos que se juntan,
labios que se besan.
Fina el amorfo ruido
entre silencios de seda.
Huele a azahar el río,
con sabor a primavera.
Ignoro si el tiempo pasa,
ignoro si el tiempo queda.
Se ha quejado la mañana
de que la noche sea eterna,
al son de su crepúsculo
que también se queja.
He subido por la Bética
y bajado por Pureza.
El Pasmo, en su rincón,
sueña que vuela,
mientras nosotros volamos
sentados a su vera.
¡Tanto espacio de agua
poseído por la belleza
que, en mi paroxismo,
creí ser dueño de la tierra!
Tanta sonrisa, tanto mundo,
tanto amor y tanta juerga,
que parecería no verdad
esta verdad verdadera,
sino no fuese porque Elvira
y la Santa de la Cruz
en el Laurel nos esperan.
¡Cuando empuja la pasión,
se rompe cualquier cadena!
Hoy, para subir al cielo,
me sobran las escaleras.
Se escucha la canción
de un loco que, allá,
en su nube, espera,
cantando aquél viejo blues,
donde fue la carbonera.
Llora una guitarra humilde
sobre pétalos de tela;
se acompasa a paso lento,
como pobre cenicienta,
con un flamenco más puro
que las más puras esencias.
¡Quisiera llevarme siempre,
recordar siempre quisiera…
aquél beso sobre el puente
de Triana y su novela!
PC
EN TRIANA SIEMPRE HAY LUZ
Manos que se juntan,
labios que se besan.
Fina el amorfo ruido
entre silencios de seda.
Huele a azahar el río,
con sabor a primavera.
Ignoro si el tiempo pasa,
ignoro si el tiempo queda.
Se ha quejado la mañana
de que la noche sea eterna,
al son de su crepúsculo
que también se queja.
He subido por la Bética
y bajado por Pureza.
El Pasmo, en su rincón,
sueña que vuela,
mientras nosotros volamos
sentados a su vera.
¡Tanto espacio de agua
poseído por la belleza
que, en mi paroxismo,
creí ser dueño de la tierra!
Tanta sonrisa, tanto mundo,
tanto amor y tanta juerga,
que parecería no verdad
esta verdad verdadera,
sino no fuese porque Elvira
y la Santa de la Cruz
en el Laurel nos esperan.
¡Cuando empuja la pasión,
se rompe cualquier cadena!
Hoy, para subir al cielo,
me sobran las escaleras.
Se escucha la canción
de un loco que, allá,
en su nube, espera,
cantando aquél viejo blues,
donde fue la carbonera.
Llora una guitarra humilde
sobre pétalos de tela;
se acompasa a paso lento,
como pobre cenicienta,
con un flamenco más puro
que las más puras esencias.
¡Quisiera llevarme siempre,
recordar siempre quisiera…
aquél beso sobre el puente
de Triana y su novela!
PC
Maravilloso, copio como siempre. Gracias por haber vuelto entre nosotros! Baci
