MEMBRIO: Francisco Javier,...

Como quiera que comenzó el curso. Me he acordado, no sé porqué, de las Maestras. Se puede hacer extensivo, obviamente, a ellos. Pero, me he acordado precisamente de ellas. Quizás, porque yo no tuve la suerte de tenerlas. Un abrazo a todos/as aquellos que hacen posible que los niños sean niños, para cuando dejen de serlo, ser hombres. PC

EN LA ESCUELA

¡Ahí le dejo un niño, Señora!
Cuídelo, enséñelo, vístalo,
quiéralo, lávelo y arréglelo.
¡Edúquemelo, Señora!
Vendré a por él más tarde.
Cuando el niño llore, seque
sus lágrimas con su pañuelo;
y, cuando me lo vea triste,
comparta su desconsuelo.
Si está alegre, alégrese con él,
aunque su mundo esté por los suelos.
Indíquele cómo se va y se viene,
cómo se sube y se baja;
cómo vamos hacia el futuro
viniendo de la nada.
¡Ahí le dejo un niño, Señora!
Quiero que lea y escriba,
que sume y reste; que ame y sueñe;
que cante, baile, ría, juegue…
que grite, que salte…
tanto si sale el Sol, como si llueve
Quiero que, de una simple rama,
me dé, Señora, la fruta madura
que del árbol de la vida emana.
Hoy, como siempre, a la
misma hora, como todos los días,
le dejo un niño, Señora.
Vendré a por el hombre mañana.

Francisco Javier,

un poema más que lindo, me ha emocionado. Gracias.
Es un bonito regalo el que nos haces a las personas que ejercemos la profesión. Un poco es así, cierto. Lo que es de valorar es que desde fuera alguien, tú en este caso, capte lo que se siente desde dentro cuando te dejan a los pequeños y a los que ya no lo son.
Un abrazo, cuidate esas rodillas y hasta pronto.