MEMBRIO: CHENGUE, que me ha faltado mandarte un abrazo. Ahí...

No es por nada, pero a esta calle le falta lo fundamental: El Salón de abajo.

Marga V sabe que se recogieron firmas para cambiar una decisión, a mi entender, ERRÓNEA. Quizás ella pueda decir qué pasó con esas firmas.
Y el Salón de Abajo es un ejemplo, pero hay más: la situación lamentable en la que están lugares emblemáticos o al menos "típicos": "el Manantío", La Fuente de la Rivera que está al lado de una camino señalizado como ruta de interés por el programa TAjo Internacional, la propia Rivera....... Pueden seguir, si se animan.
En el tema del Salón de Abajo, la respuesta que me dio el Alcalde, te la puedo comentar Chengue la próxima vez que nos veamos.

Seguramente, los ciudadanos somos los culpables -como casi siempre. Ahora estamos entendiendo que hay valores que nunca debieron perderse, porque formaron parte de la vida del pueblo y sus gentes; en algunos caso, como en este, ya es tarde para remediarlo; en otros, sin embargo, sería conveniente aunar ideas y esfuerzos para contagiar a los ciudadanos de que es importante rescatar del escombro algunas cosas que sí fueron importantes. Yo entono el "mea culpa" por haberme dado cuanta muy tarde de tal nefasta decisión.

Un saludo

CHENGUE, buenas noches. Hemos ventilado un poco tarde y tengo la impresión de que estamos solos. Un abrazo.

ENCINITA, no sé del tiempo de la Villa, pero aquí empezó un tormentón y todavía hay algún que otro coletazo. Recuerda: tú nunca andas sola; en el pensamiento, nos tienes a todos.

Un abrazo

Que lindo eres! Por Villavicio S. A. hace fresquito. Lluvias suaves. Las tomentas me dan miedo, pero, no tanto como a CARNI

CHENGUE, que me ha faltado mandarte un abrazo. Ahí va.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
En Membrío, hace muchos años, había unas tormentas terribles. Te acuerdas de las bombillas que había en las cuatro esquinas del pueblo; se fundían y el pueblo quedaba completamente a oscuras; empezaban a funcionar los candiles y las velas; algun@s nos acostábamos, otros con los pies en la taremilla, tocando madera. ¡Que miedo!

Un abrazo