Ofertas de luz y gas

MEMBRIO: AL AMIGO PISAERA, POR SUS COMENTARIOS SIEMPRE COMPROMETIDOS...

AL AMIGO PISAERA, POR SUS COMENTARIOS SIEMPRE COMPROMETIDOS CON LA CAUSA.

Amigo:

Ni que decir tiene que intercambiar puntos de vista sobre algunos temas, aunque seamos profanos de ellos (yo me considero uno), tiene una perspectiva mucho más allá de la pura sintonía o discrepancia, sobre todo cuando éstos tienen que ver con nuestro entorno más próximo. A veces, debido la frenética actividad en la que actualmente nos vemos inmersos, el hombre, como tal, ha pasado a un segundo término, dando pié a un seguidismo partitocrático que, a veces, se hace hasta agobiante: muchos suelen tener las ideas de otros, aunque estos otros sean tontos de remate. El tema que comentas, para mí, por lo menos, tiene su importancia, y, aunque discrepe de algunas de tus consideraciones, he de admitir que el simple hecho de que lo traigas a colación ya supone un reto.

Con motivo del Día de Extremadura, dices en un párrafo de tu mensaje, que –transcribo-, “Es muy triste que la primera reivindicación que hace el presidente Extremeño, sea pedir que el obispado de Guadalupe sea extremeño”. Para mí, sin embargo, dentro del discurso, es lo más destacado, no por lo que supone desde el punto de vista religioso, aunque sería cínico por mi parte abstraerme del cual fue el motivo por el que se puso la primera piedra, sino, porque, en este caso, el fin si puede justificar los medios. El Real Monasterio, Basilica, Monumento Histórico Artístico Nacional, Patrimonio de la Humanidad; todos estos reconocimientos –sin detenernos a hablar de su importancia como centro médico de primera magnitud, emporio cultural y de sabiduría, su influencia en el mundo de la ciencias y las letras, y por extensión a las Américas, entre otras- circunscritos a tan diminuto espacio, dentro de una superficie de 41500 km2 que, aproximadamente, tiene nuestra Extremadura, forman parte de nuestra historia más viva, rica, de luces y no sombras, y, por ello, hemos de agarrarnos a ella: nuestra Patrona y su casa ¡sí nos representan!; la bellota en el cuello y en el llavero nos identificó pero poco nos movilizó; si ésto lo consigue, yo llevaré a la “Morenita” a hombros. Por eso, antes de terminar, me dirijo al arzobispo de Toledo, monseñor “Calambú”, al que le pido,……por las buenas, que nos devuelva lo que resulta incomprensible y anómalo para el pueblo extremeño, incluyendo, entre otras muchas, las obras de arte que arrebañó de Talaverilla la Vieja, ¡que el asno sufre la carga, pero no la sobrecarga!.

Del resto de tus reflexiones, estoy muy de acuerdo con ellas, aunque espero comentarlas otro día que sienta esa necesidad.

Un abrazo