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Esta travesía tiene algo especial, no solo es porque esa casa de la izquierda está abandonada, lo es principalmente porque ninguna casa tiene la entrada por la citada travesía, elegirían respectivamente la Calle la Parra o Calle Luis Chamizo por ser calles de más ambiente, y de las dos me quedo con la Calle la Parra, en ese rincón que apenas se ve, ahí vivió muchos años MENDA LERENDA. Saludos.
"MENDA LERENDA"... que come TURRÓN DE ALMENDRA, suponemos. Cuéntanos, que era un RINCÓN muy concurrido porque por encima, vivía Nemesio Garcia Pardo, único fotógrafo público que ha tenido el pueblo y taquillero del cine "Petit Cinema" (antes estuvo Juan Macías Esteban)... y por supuesto, en la otra casa más arriba un revendedor, ¿como se llamaba, que no nos acordamos? Porque por debajo, la "tía Quintina", la dejamos para mejor ocasión, como de frente la "tía Pascuela" y la "tía Angela de la posá", se bajaba mucho por la calle a buscar la llave de la iglesia, que estaba colgada detrás de la puerta, etc. Es mucho sdi añadimos lo del "horno del pan", "el potro", la sastreria del tio Carlos Magariño y salias estrenando pantalón de pana. Con la mención de la fragua del "tío Peco" acabamos de verdad. SALUDOS.
La Calle la Parra siempre ha sido pequeñita pero muy distinguida, puede ser que después de la Calle Nueva haya sido la más importante del pueblo, y cito sus servicios prestados al municipio que yo llegué a conocer, o recuerde con preferencia. En ella estaba los servicios eclesiásticos, vivía el cura y monaguillos muy aprestos, el fotógrafo Nemesio y también funcionario de la Hermandad, tampoco faltó revendedora de café, castañas, granadas, camuesas……… también había comercio, los dos centros comerciales estaban en rincones de la calle.
No podemos olvidar que había dos herrerías, la de Mogena y la de Maquila, de esta en los últimos años se hizo cargo “EL CHICO”, la de Mogena en el rincón sin salida, y la de Maquila en el rellano, había días que no se podía andar por la calle, estaba llena de mulos, caballos y burros, no solo iban los labradores con la yuntas a poner las herraduras, también los obrero con su burrita que tenían para ir a trabajar al campo.
En su rincón principal, puerta trasera del horno de cocer pan, siempre estaba cerrada la puerta, parecía que estaba de adorno o para algún caso de emergencia, en el rellano la trasera del electricista, y a la sombra de la Parra la trasera del comercio del tío Murillo y la fragua del tío Peco.
Hablando de casas, por lo menos seis o siete casi siempre estaban cerradas durante todo el año, sus dueños hacían su vida preferentemente en los cortijos de Zamores, Clavería………….
Una calle de labradores y obreros que vivían en buena convivencia, los hombres trabajando en el campo y las mujeres mucho poner remiendos en pantalones y chaquetas sentadas en las puertas de las casas, muchos ratos buenos pasaban hablando y hablando….., no hay que olvidar que algunas veces cuando aparecía la tía Pascuala, (Madre, no la hija) todo era temperamento y buen humor, en más de una ocasión la oí decir: Hay muchos hombres, pero hambres de pájaros y poco más. Saludos.
No podemos olvidar que había dos herrerías, la de Mogena y la de Maquila, de esta en los últimos años se hizo cargo “EL CHICO”, la de Mogena en el rincón sin salida, y la de Maquila en el rellano, había días que no se podía andar por la calle, estaba llena de mulos, caballos y burros, no solo iban los labradores con la yuntas a poner las herraduras, también los obrero con su burrita que tenían para ir a trabajar al campo.
En su rincón principal, puerta trasera del horno de cocer pan, siempre estaba cerrada la puerta, parecía que estaba de adorno o para algún caso de emergencia, en el rellano la trasera del electricista, y a la sombra de la Parra la trasera del comercio del tío Murillo y la fragua del tío Peco.
Hablando de casas, por lo menos seis o siete casi siempre estaban cerradas durante todo el año, sus dueños hacían su vida preferentemente en los cortijos de Zamores, Clavería………….
Una calle de labradores y obreros que vivían en buena convivencia, los hombres trabajando en el campo y las mujeres mucho poner remiendos en pantalones y chaquetas sentadas en las puertas de las casas, muchos ratos buenos pasaban hablando y hablando….., no hay que olvidar que algunas veces cuando aparecía la tía Pascuala, (Madre, no la hija) todo era temperamento y buen humor, en más de una ocasión la oí decir: Hay muchos hombres, pero hambres de pájaros y poco más. Saludos.
