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MEMBRIO: …La brisa con frescas alas...

Buenos y apacibles días. BAE, no esperaba menos. Fin haz de darle, y preocuparte no debes que, decir lo que debemos, diremos. A más abundamiento de nostalgias pretéritas, el caballero Vísperas, señor donde los haya, nos hará una somera introducción a lo que fue la historia de aquél Capitán y tal dama, allá por la imperial Toledo; con el Cristo, la vega y el sombrero. Dudas no tengo, hermosa nuestra, que besaremos su mano a un tiempo; y, si ufano me meto en el endógeno cuento de mi hermano, sé que me hará perdonar. Lo dicho, este humilde, su mano no besa, beso. PC

Amigo, PC, se nota tu conocimiento de mis debilidades, fruto, sin duda, de cervezas compartidas. La historia de aquel capitán, D. Diego, aquella dama, también Dª Inés (de Vargas), aquella ciudad, Toledo, aquella imagen, el Cristo de la Vega, aqui no había sombrero, sí en el capitán Alatriste. Esa historia la recoje Zorrila en un extenso poema que titula "A buen juez, mejor testigo".

La hacía comenzar...

Entre pardos nubarrones
pasando la blanca luna
con resplandor fugitivo
la baja tierra no alumbra.

Preciosa, preciosa... Abrazos.

…La brisa con frescas alas
juguetona no murmura,
y las veletas no giran
entre la cruz y la cúpula.
Tal vez un pálido rayo
la opaca atmósfera cruza,
y unas en otras las sombras
confundidas se dibujan…

Amigo mío, a los castrenses- como bien sabe quién en la gloriosa infantería sirvió (Paso nota al Ilmo. Sr. Realito)- las ordenanzas les obligaban a descubrirse en el interior de los templos. El capitán, o bien dejó el sombrero a la puerta, o lo llevaba en la izquierda. A que sí, ¿A que estudiaste las de Carlos III?
Un abrazo, amigo. PC