Amigo TASIO.
¡Quién iba a pensar que algún día ibas a dominar las profundidades del océano y los arrecifes tinerfeños, codeándote con las morenas marinas, amén de las terrestres!. Esto último lo digo con el permiso de Isabel.
¿Qué escuela oceanográfica tuviste en la tierra de secano que te vio nacer?
Seguro que algo más que los incipientes chapoteos en una palangana, han hecho posible que en tu subconsciente perdure la clave del adiestramiento de tu instinto marino que ahora te impulsa a tan semejante aventura, sin hacer distingos entre morenas o rubias, cada cual más peligrosa. Lo que se dice “un auténtico lobo de mar”
Hay que remontarse al charco la mesa, sus canchos, sus sanguijuelas, sus culebras de agua,…, para encontrar una explicación a este fenómeno. Amigo TASIO, a ti te gustan las profundidades marinas, a mi sólo hasta la altura del ombligo; pero me asusta pensar por qué me gusta el marisco, seguro que alguna sanguijuela me tragué en nuestro querido charco de la mesa, cuando más de una vez estuve contigo.
PD. Hoy aún me quedan ganas de dar tres besos, uno para ti, otro para Isabel y otro para AMIGOS DEL PATRIMONIO.
¡Quién iba a pensar que algún día ibas a dominar las profundidades del océano y los arrecifes tinerfeños, codeándote con las morenas marinas, amén de las terrestres!. Esto último lo digo con el permiso de Isabel.
¿Qué escuela oceanográfica tuviste en la tierra de secano que te vio nacer?
Seguro que algo más que los incipientes chapoteos en una palangana, han hecho posible que en tu subconsciente perdure la clave del adiestramiento de tu instinto marino que ahora te impulsa a tan semejante aventura, sin hacer distingos entre morenas o rubias, cada cual más peligrosa. Lo que se dice “un auténtico lobo de mar”
Hay que remontarse al charco la mesa, sus canchos, sus sanguijuelas, sus culebras de agua,…, para encontrar una explicación a este fenómeno. Amigo TASIO, a ti te gustan las profundidades marinas, a mi sólo hasta la altura del ombligo; pero me asusta pensar por qué me gusta el marisco, seguro que alguna sanguijuela me tragué en nuestro querido charco de la mesa, cuando más de una vez estuve contigo.
PD. Hoy aún me quedan ganas de dar tres besos, uno para ti, otro para Isabel y otro para AMIGOS DEL PATRIMONIO.