Este podría haber sido contado cualquier tarde calurosa del mes de agosto, sin tele, claro, y sin poder asomar "el hocico" a la puerta la calle de la flama que hacía...
"LA ZORRA Y LA COGUTA"
Había una vez una comadre zorra y una comadre coguta. Un día le dice la zorra a la coguta:
- “ Comadre coguta, ¿quieres que sembremos la senara juntas?”
- “ Sí”, contestó la coguta.
- "Tú la vas a labrar y yo la sembraré" –continuó diciendo la zorra-.
Tal y como habían quedado, la coguta labró la tierra bien labrada.
- “Comadre zorra, ya he hecho mi parte, ya está labrada la tierra” – dijo la coguta-.
- “Bueno, pues ahora siémbrala que yo la segaré” – contestó la zorra-.
La coguta sembró, sin importarle demasiado tanta orden.
- “Comadre zorra, ya he sembrado, ya he hecho mi parte” – dijo la coguta.
- “ ¡Ah, muy bien!, pues siémbrala que yo la cosecharé” - contestó la zorra.
La coguta obediente la sembró, la trilló y la preparó.
- “Ahora, haz dos montones: uno de paja grande y otro de trigo pequeño”.
La coguta así lo hizo, trilló la paja y la amontonó tal y como dijo la zorra.
Por último, la zorra le dice:
- “Coge tú el más grande, que yo me cogeré el más pequeño”.
Pero la coguta ante tremenda injusticia se echó a llorar, sin encontrar consuelo. Se sentía muy pero que muy engañada. Desesperada, se puso a andar y andar y se encontró con un galgo:
- “ ¿Qué te pasa coguta?", le preguntó.
- “Pues que sembré la senara con la zorra y después de que yo he hecho todo el trabajo, ella quiere cogerse el montón de trigo y a mí me deja el montón de paja.
- “No te preocupes que yo te ayudaré coguta”.
En ese momento, el galgo se fue a la era y se metió en el montón de trigo, pero dejó un agujerito para poder mirar, dejando un ojo fuera.
Llegó la zorra y se puso a dar vueltas alrededor del trigo hasta que vio el ojo del galgo, pero pensó que era una uva. En ese momento salió el galgo detrás de la zorra diciendo:
- “Aguanta que no está madura”.
Siguió corriendo, corriendo hasta que le dio alcance y a la zorra mató.
Y aquí, este cuento se acabó.
BIENVENIDO PETETE.
"LA ZORRA Y LA COGUTA"
Había una vez una comadre zorra y una comadre coguta. Un día le dice la zorra a la coguta:
- “ Comadre coguta, ¿quieres que sembremos la senara juntas?”
- “ Sí”, contestó la coguta.
- "Tú la vas a labrar y yo la sembraré" –continuó diciendo la zorra-.
Tal y como habían quedado, la coguta labró la tierra bien labrada.
- “Comadre zorra, ya he hecho mi parte, ya está labrada la tierra” – dijo la coguta-.
- “Bueno, pues ahora siémbrala que yo la segaré” – contestó la zorra-.
La coguta sembró, sin importarle demasiado tanta orden.
- “Comadre zorra, ya he sembrado, ya he hecho mi parte” – dijo la coguta.
- “ ¡Ah, muy bien!, pues siémbrala que yo la cosecharé” - contestó la zorra.
La coguta obediente la sembró, la trilló y la preparó.
- “Ahora, haz dos montones: uno de paja grande y otro de trigo pequeño”.
La coguta así lo hizo, trilló la paja y la amontonó tal y como dijo la zorra.
Por último, la zorra le dice:
- “Coge tú el más grande, que yo me cogeré el más pequeño”.
Pero la coguta ante tremenda injusticia se echó a llorar, sin encontrar consuelo. Se sentía muy pero que muy engañada. Desesperada, se puso a andar y andar y se encontró con un galgo:
- “ ¿Qué te pasa coguta?", le preguntó.
- “Pues que sembré la senara con la zorra y después de que yo he hecho todo el trabajo, ella quiere cogerse el montón de trigo y a mí me deja el montón de paja.
- “No te preocupes que yo te ayudaré coguta”.
En ese momento, el galgo se fue a la era y se metió en el montón de trigo, pero dejó un agujerito para poder mirar, dejando un ojo fuera.
Llegó la zorra y se puso a dar vueltas alrededor del trigo hasta que vio el ojo del galgo, pero pensó que era una uva. En ese momento salió el galgo detrás de la zorra diciendo:
- “Aguanta que no está madura”.
Siguió corriendo, corriendo hasta que le dio alcance y a la zorra mató.
Y aquí, este cuento se acabó.
BIENVENIDO PETETE.