LA CERDA RESABIADA
En un pueblo muy lejano había una cerdita que iba feliz y tranquila todos los días con sus cinco cerditos a pastar al campo.
Pero un día le salió al camino el lobo que le preguntó:
- “ ¿A dónde vas cerda con tus cinco cerditos?”
Como la cerda ya estaba muy escarmentada de otras veces, le dijo:
- “Voy al pozo que está en aquel camino a bautizar a mis cinco cerditos por si se mueren antes de tiempo, porque nunca se sabe lo que puede pasarles” - (haciéndose la víctima para darle pena al lobo y así engañarle)- “ ¿Quieres acompañarnos y así me ayudas a bautizarlos? -terminó diciéndole.
El lobo aceptó. Anduvieron un rato largo y por fin llegaron al pozo. La cerdita en ese momento le dice al lobo:
- “Yo me pondré la primera y luego tú, nos turnamos y así yo no me canso tanto”
El lobo se colocó tal y como le había dicho la madre cerda.
La cerda bautizó a dos de sus hijos, metiéndolos y sacándolos del agua. Pero como pesaban tanto, le dijo al lobo (que estaba esperando el momento de comérselos a todos):
- “Ayudame, ponte tú ahora en el borde y bautizas tú a los que quedan”.
Y así lo hicieron:
El lobo los bautizaba de uno en uno: lo sacaba y lo metía tal y como había hecho la cerda, intentaba hacerlo bien para ganarse la confianza de la cerda.
Pero...... cuando fue a meter al último cerdito, la cerda le dio un empujón y lo tiró al pozo.
El lobo aullaaaaaaba, aullaaaaaaaaaba y pedía ayuda con la boca abierta, pero la cerda sonriente le decía:
- “Verás, verás cuando venga la dueña del pozo y vea que le estás revolviendo el agua….”
Y la muy resabiada cerda se marchó del lugar con sus cinco hijitos dejando al lobo solo para que se ahogara. Se lo tenía muy merecido porque no era la primera vez que había intentando comerse a sus hijos y por eso la pobre cerda siempre vivía en constante peligro.
A partir de ese día vivieron tranquilos sin que nadie los molestara.
Y colorín colorado este resabiado cuento ha terminado
En un pueblo muy lejano había una cerdita que iba feliz y tranquila todos los días con sus cinco cerditos a pastar al campo.
Pero un día le salió al camino el lobo que le preguntó:
- “ ¿A dónde vas cerda con tus cinco cerditos?”
Como la cerda ya estaba muy escarmentada de otras veces, le dijo:
- “Voy al pozo que está en aquel camino a bautizar a mis cinco cerditos por si se mueren antes de tiempo, porque nunca se sabe lo que puede pasarles” - (haciéndose la víctima para darle pena al lobo y así engañarle)- “ ¿Quieres acompañarnos y así me ayudas a bautizarlos? -terminó diciéndole.
El lobo aceptó. Anduvieron un rato largo y por fin llegaron al pozo. La cerdita en ese momento le dice al lobo:
- “Yo me pondré la primera y luego tú, nos turnamos y así yo no me canso tanto”
El lobo se colocó tal y como le había dicho la madre cerda.
La cerda bautizó a dos de sus hijos, metiéndolos y sacándolos del agua. Pero como pesaban tanto, le dijo al lobo (que estaba esperando el momento de comérselos a todos):
- “Ayudame, ponte tú ahora en el borde y bautizas tú a los que quedan”.
Y así lo hicieron:
El lobo los bautizaba de uno en uno: lo sacaba y lo metía tal y como había hecho la cerda, intentaba hacerlo bien para ganarse la confianza de la cerda.
Pero...... cuando fue a meter al último cerdito, la cerda le dio un empujón y lo tiró al pozo.
El lobo aullaaaaaaba, aullaaaaaaaaaba y pedía ayuda con la boca abierta, pero la cerda sonriente le decía:
- “Verás, verás cuando venga la dueña del pozo y vea que le estás revolviendo el agua….”
Y la muy resabiada cerda se marchó del lugar con sus cinco hijitos dejando al lobo solo para que se ahogara. Se lo tenía muy merecido porque no era la primera vez que había intentando comerse a sus hijos y por eso la pobre cerda siempre vivía en constante peligro.
A partir de ese día vivieron tranquilos sin que nadie los molestara.
Y colorín colorado este resabiado cuento ha terminado
Buenas noches Marga V. Gracias por deleitarnos con tus cuentos, pues de alguna manera permites que nuestra infancia no quede tan lejos y al mismo tiempo le damos un refresquito a la memoria que le sienta muy bien. Abrazos para ti y los tuyos.