Primo CHIFLE, siempre supuse que tu seudónimo lo tomaste por aquello de chiflar la piel; todo un
arte, arraigado en la
familia, ya que tu padre manejaba la chifla y la
piedra de chiflar como nadie, cuando preparaba los remiendos o les “echaba unas filis” a los zapatos.
Me vienen a la cabeza aquellos zapatos remendones, con esos parches externos, que solían bordear la zona del “juanete”, que eran por donde primero se rompían; difícil de disimular aunque tuviera el mismo
color el cuero. Cuando te
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