Doctores tienen la Santa Madre Iglesia... el no hacer la base de la pilastra central redondeada para "cortar" el agua, es que no será necesario. SALUDOS.
Estimado ADP, con todos mis respetos permíteme que haga unas cavilaciones al asunto del diseño hidráulico de los pilares del nuevo puente en el Río Salor.
Hoy en día, con las prisas, con el afán de abaratamiento de los trabajos e inversiones, con la reducción de la mano de obra, con la mejora de los materiales, y con el avance de la técnica y tecnología; los pilares de los puentes, al igual que el puente en sí mismo, dependiendo de las dimensiones, suelen estar formados por elementos prefabricados de hormigón armado de sección simétrica; que evidentemente no se construyen in situ, y vienen de fábrica por carreteras, transportados en esos largos camiones articulados.
Las secciones de estos fustes o pilares pueden ser muy variadas: circular, cuadrada, poligonal, etc., de acuerdo con la estética requerida; pero no se suele tener en cuenta un diseño hidráulico específico, puesto que encarecerían el prefabricado, y porque están sobredimensionadas en su capacidad resistente; además de que, dada su esbeltez y su reducida sección, también resulta insignificante o prácticamente nula la posible disminución, por motivos del diseño, de la capacidad de desagüe del puente, que igualmente está sobrada.
Bien es cierto que el nuevo puente tiene una tipología más de viaducto que de puente, por lo que la sensación real que se transmite es que se proyectó una estructura para cruzar una hondonada por donde discurre un “manso regato” eliminando, de paso, unas cuantas curvas.
Lo importante es que ese “manso regato” no se desboque y pase a ser un “fiero Don Salor”, produciendo socavaciones en la cimentación, que es el punto crítico. No creo que eso ocurra; más me preocupa que algún movimiento telúrico no mida sus fuerzas y le haga algo más que cosquillas, y ya sabemos que graciosillos hay en todas las partes.
Tú, por si acaso, no andes por ahí debajo y, de subirte al puente, hazlo en el viejo, siempre que no se le llenen los ojos de agua, que entonces lloraríamos todos, je, je.
Sin querer menospreciar lo NUESTRO, lo cierto es que para el Río Salor y para la zona donde se ubica el puente nuevo, con pilares de sección simétrica, cuadrada o rectangular, “va que chuta”, y eso es lo que le pusieron. La ventaja es que con ello tenemos la seguridad de que al anclarlos al terreno no se equivocaron al poner lo de atrás pa´lante. La simetría es fascinante, reduce la posibilidad de equivocación; además de que con ella también se garantiza el futuro, por si le da al río por darse la vuelta, que nunca sabe uno hasta donde pueden llegar los caprichos de la naturaleza.
Te felicito por tu actividad participativa en el foro y por esa grata manía que tienes de ponernos fotos, y que personalmente me gustan. Te pego un tirón de orejas, porque en ocasiones tus comentarios me dejan en ascuas, ya que acostumbras a ponerme la miel en los labios en relatos o anécdotas del Pueblo que sólo tú conoces, con eso de “que sigan otros”, como si, en mi caso, yo también fuese un ilustrado ADP con capacidad de poderlos continuar.
SALUDOS
Hoy en día, con las prisas, con el afán de abaratamiento de los trabajos e inversiones, con la reducción de la mano de obra, con la mejora de los materiales, y con el avance de la técnica y tecnología; los pilares de los puentes, al igual que el puente en sí mismo, dependiendo de las dimensiones, suelen estar formados por elementos prefabricados de hormigón armado de sección simétrica; que evidentemente no se construyen in situ, y vienen de fábrica por carreteras, transportados en esos largos camiones articulados.
Las secciones de estos fustes o pilares pueden ser muy variadas: circular, cuadrada, poligonal, etc., de acuerdo con la estética requerida; pero no se suele tener en cuenta un diseño hidráulico específico, puesto que encarecerían el prefabricado, y porque están sobredimensionadas en su capacidad resistente; además de que, dada su esbeltez y su reducida sección, también resulta insignificante o prácticamente nula la posible disminución, por motivos del diseño, de la capacidad de desagüe del puente, que igualmente está sobrada.
Bien es cierto que el nuevo puente tiene una tipología más de viaducto que de puente, por lo que la sensación real que se transmite es que se proyectó una estructura para cruzar una hondonada por donde discurre un “manso regato” eliminando, de paso, unas cuantas curvas.
Lo importante es que ese “manso regato” no se desboque y pase a ser un “fiero Don Salor”, produciendo socavaciones en la cimentación, que es el punto crítico. No creo que eso ocurra; más me preocupa que algún movimiento telúrico no mida sus fuerzas y le haga algo más que cosquillas, y ya sabemos que graciosillos hay en todas las partes.
Tú, por si acaso, no andes por ahí debajo y, de subirte al puente, hazlo en el viejo, siempre que no se le llenen los ojos de agua, que entonces lloraríamos todos, je, je.
Sin querer menospreciar lo NUESTRO, lo cierto es que para el Río Salor y para la zona donde se ubica el puente nuevo, con pilares de sección simétrica, cuadrada o rectangular, “va que chuta”, y eso es lo que le pusieron. La ventaja es que con ello tenemos la seguridad de que al anclarlos al terreno no se equivocaron al poner lo de atrás pa´lante. La simetría es fascinante, reduce la posibilidad de equivocación; además de que con ella también se garantiza el futuro, por si le da al río por darse la vuelta, que nunca sabe uno hasta donde pueden llegar los caprichos de la naturaleza.
Te felicito por tu actividad participativa en el foro y por esa grata manía que tienes de ponernos fotos, y que personalmente me gustan. Te pego un tirón de orejas, porque en ocasiones tus comentarios me dejan en ascuas, ya que acostumbras a ponerme la miel en los labios en relatos o anécdotas del Pueblo que sólo tú conoces, con eso de “que sigan otros”, como si, en mi caso, yo también fuese un ilustrado ADP con capacidad de poderlos continuar.
SALUDOS
Endispues de incorporarme a la cosa laboral, leer los mensajes correspondientes, enterarme de que ENCINA y MARGA V, tienen- por lo visto- ganas de verme, lo que me ha provocado un tembleque considerable en los calcañales. Ahora, más petrificado que el cuadro de Dorian Grey, cuadriculado “per le témpore”. Ahora, digo, leo a BALEARES. Al bueno de BALEARES, le pasa un poco como al Bueno de VÍSPERAS; amigos de todos, poetas de sí mismos. No tienen, sin embargo, la capacidad de escaqueo guadiánico del Excmo. Sr. REALITO; lo cual- dicho sea de paso- no deja de ser un demérito para ambos ("Dambos je dos", que diría mi “agüela”) Hecha la introducción, me dirijo “in situ fórum” al Señor de los dedos que caminan sobre teclas ¿Se dice así?
Endispués de leer tu tratado sobre “diseño hidráulico específico”, no tener clara la cuestión simétrica, hacerme dudar de si los caprichos de la naturaleza harán que el Tajo desemboque en el Salor (Me da que la naturaleza es sabia y caprichosa, pero no imbécil) con lo cual, llegaría a la conclusión (La naturaleza) de que ha estado haciendo la ídem (imbécil) miles de años; después de todo eso, sabiendo que lo único claro que me ha quedado es que las pilastras esas, prefabricadas, vienen transportadas en camiones por carretera, yo te pido que te mojes. ¡Anda, mójate, so joio Baleares! ¿Cuál de los dos puentes se espatarrará primero? Cicerón diría: ¿”Hasta cuando, pilastra simétrica, vas a abusar de la mía patientia”? Besos y saludos. PC
Endispués de leer tu tratado sobre “diseño hidráulico específico”, no tener clara la cuestión simétrica, hacerme dudar de si los caprichos de la naturaleza harán que el Tajo desemboque en el Salor (Me da que la naturaleza es sabia y caprichosa, pero no imbécil) con lo cual, llegaría a la conclusión (La naturaleza) de que ha estado haciendo la ídem (imbécil) miles de años; después de todo eso, sabiendo que lo único claro que me ha quedado es que las pilastras esas, prefabricadas, vienen transportadas en camiones por carretera, yo te pido que te mojes. ¡Anda, mójate, so joio Baleares! ¿Cuál de los dos puentes se espatarrará primero? Cicerón diría: ¿”Hasta cuando, pilastra simétrica, vas a abusar de la mía patientia”? Besos y saludos. PC
BUENAS TARDES A TODAS Y A TODOS
Amigo PC, por ti no sólo soy capaz de mojarme, sino también de cruzar el Salor a zancas; aunque espero que los puentes aguanten, por los siglos de los siglos, para no tener que demostrártelo.
Como veo que cumples años, eso es señal de que estás vivo. Me alegro de que así sea y también de que yo lo vea.
Agárrate al sillón, amigo PC, que te voy a contar un rollo de tres pares de c….
¡Veamos!. Los puentes, al menos desde los romanos para acá, se construyen para que duren siglos; de lo contrario, ¡menuda gracia!.
Para proyectarlos no existe la más mínima complicación, sólo hay que preguntarles a los viejos del lugar, cuanto más viejos mejor, que te digan hasta dónde llegó el nivel de las aguas en la máxima crecida de los años anteriores, y construir el puente con tantos “agujeros”, y lo suficientemente grandes, para que si vuelve a repetirse una riada semejante, no haya problemas. Lo ideal sería recabar los datos de los 100 últimos años, pero resulta una tarea ardua, ya que en ella se han de conjugar cuatro aspectos fundamentales: que encuentres paisanos con esa edad a los que preguntar; que el día de la gran riada estuvieran en el lugar – muchos te dirán que ese día les pilló en la mili o en casa con paperas-; que estén dispuestos a colaborar y que tengan la cabeza dispuesta.
En esto es en lo que se basa, grosso modo, lo que hoy en día conocemos como periodo de retorno de los 100 años, aunque es habitual, en los estudios de puentes, que este periodo esté comprendido entre los 100 y 500 años. Se trata de un dato probabilístico que indica el periodo de tiempo de media en el que dos sucesos improbables, de consecuencias catastróficas, se pueden llegar a repetir.
Sigamos, pues. Una vez que recabas toda la información posible de los lugareños más antiguos, no pienses que se acaba ahí el proceso; esos datos sólo te servirían para tener una idea estimativa. La “cosa”, como tú le sueles llamar a los asuntos trascendentes, es seria.
La técnica más fiable a emplear, para la culminación de los trabajos previos, es la de buscar al más “exagerao” del pueblo, que siempre lo encontrarás; la única condición que se impone es que sea mayor de edad. El dato que te dé, lo utilizas como dato de partida para el cálculo del caudal máximo de proyecto, incluso le aplicas un coeficiente de mayoración, entre un 10 y un 20 %, dependiendo de la fiabilidad del sujeto y de la fama de “exagerao” que tenga en la zona, asegurándote así de que no te has quedado corto en la estimación; además de que te ayudará a dormir con la conciencia tranquila, porque en el fondo no te fías ni de Dios.
Como puedes observar, se trata de una metodología muy barata, pues con cuatro cafés, o cuatro chatos, obtienes el dato que necesitas sin necesidad de haber nacido 100 años antes para corroborarlo.
Como alternativa a este método, existen algunos otros algo más sofisticados, pero no por ello más fiables, basados en los estudios hidrológicos de la cuenca vertiente, aplicando modelos matemáticos, donde intervienen distintas variables y otros datos fijos de partida, como la superficie de la cuenca, aguas arriba de donde quieres colocar el puente; la pluviometría de la zona – no sé por qué llegado a este punto siempre me acuerdo del pluviómetro de D. Pedro-; la topografía del cauce; las características y tipología de la cuenca; las escorrentías e infiltraciones del terreno; etc.
Hasta aquí, amigo PC, con esas premisas e hipótesis iniciales, conocido el nivel máximo en la sección del puente y tirando a un individuo al agua, para medir la velocidad que desarrolla, está usted en predisposición de conocer el caudal punta de la máxima avenida de los últimos 100 años, medido en m3/sg, con sólo multiplicar la sección del cauce por la velocidad del tío en el arrastre. Ese será el umbral de la capacidad de desagüe de los ojos del puente que se pretende proyectar. El que la riada se vuelva a repetir o superar, entra dentro de la incertidumbre probabilística y le da un cierto morbo a la “cosa”.
Conocido el caudal máximo, el problema está casi resuelto, faltaría el diseño del puente y su comportamiento frente a otras adversidades, que es otro cantar; así que te voy a pedir que lo dejemos para otro momento.
CONTINUARÁ, después de la cena
Amigo PC, por ti no sólo soy capaz de mojarme, sino también de cruzar el Salor a zancas; aunque espero que los puentes aguanten, por los siglos de los siglos, para no tener que demostrártelo.
Como veo que cumples años, eso es señal de que estás vivo. Me alegro de que así sea y también de que yo lo vea.
Agárrate al sillón, amigo PC, que te voy a contar un rollo de tres pares de c….
¡Veamos!. Los puentes, al menos desde los romanos para acá, se construyen para que duren siglos; de lo contrario, ¡menuda gracia!.
Para proyectarlos no existe la más mínima complicación, sólo hay que preguntarles a los viejos del lugar, cuanto más viejos mejor, que te digan hasta dónde llegó el nivel de las aguas en la máxima crecida de los años anteriores, y construir el puente con tantos “agujeros”, y lo suficientemente grandes, para que si vuelve a repetirse una riada semejante, no haya problemas. Lo ideal sería recabar los datos de los 100 últimos años, pero resulta una tarea ardua, ya que en ella se han de conjugar cuatro aspectos fundamentales: que encuentres paisanos con esa edad a los que preguntar; que el día de la gran riada estuvieran en el lugar – muchos te dirán que ese día les pilló en la mili o en casa con paperas-; que estén dispuestos a colaborar y que tengan la cabeza dispuesta.
En esto es en lo que se basa, grosso modo, lo que hoy en día conocemos como periodo de retorno de los 100 años, aunque es habitual, en los estudios de puentes, que este periodo esté comprendido entre los 100 y 500 años. Se trata de un dato probabilístico que indica el periodo de tiempo de media en el que dos sucesos improbables, de consecuencias catastróficas, se pueden llegar a repetir.
Sigamos, pues. Una vez que recabas toda la información posible de los lugareños más antiguos, no pienses que se acaba ahí el proceso; esos datos sólo te servirían para tener una idea estimativa. La “cosa”, como tú le sueles llamar a los asuntos trascendentes, es seria.
La técnica más fiable a emplear, para la culminación de los trabajos previos, es la de buscar al más “exagerao” del pueblo, que siempre lo encontrarás; la única condición que se impone es que sea mayor de edad. El dato que te dé, lo utilizas como dato de partida para el cálculo del caudal máximo de proyecto, incluso le aplicas un coeficiente de mayoración, entre un 10 y un 20 %, dependiendo de la fiabilidad del sujeto y de la fama de “exagerao” que tenga en la zona, asegurándote así de que no te has quedado corto en la estimación; además de que te ayudará a dormir con la conciencia tranquila, porque en el fondo no te fías ni de Dios.
Como puedes observar, se trata de una metodología muy barata, pues con cuatro cafés, o cuatro chatos, obtienes el dato que necesitas sin necesidad de haber nacido 100 años antes para corroborarlo.
Como alternativa a este método, existen algunos otros algo más sofisticados, pero no por ello más fiables, basados en los estudios hidrológicos de la cuenca vertiente, aplicando modelos matemáticos, donde intervienen distintas variables y otros datos fijos de partida, como la superficie de la cuenca, aguas arriba de donde quieres colocar el puente; la pluviometría de la zona – no sé por qué llegado a este punto siempre me acuerdo del pluviómetro de D. Pedro-; la topografía del cauce; las características y tipología de la cuenca; las escorrentías e infiltraciones del terreno; etc.
Hasta aquí, amigo PC, con esas premisas e hipótesis iniciales, conocido el nivel máximo en la sección del puente y tirando a un individuo al agua, para medir la velocidad que desarrolla, está usted en predisposición de conocer el caudal punta de la máxima avenida de los últimos 100 años, medido en m3/sg, con sólo multiplicar la sección del cauce por la velocidad del tío en el arrastre. Ese será el umbral de la capacidad de desagüe de los ojos del puente que se pretende proyectar. El que la riada se vuelva a repetir o superar, entra dentro de la incertidumbre probabilística y le da un cierto morbo a la “cosa”.
Conocido el caudal máximo, el problema está casi resuelto, faltaría el diseño del puente y su comportamiento frente a otras adversidades, que es otro cantar; así que te voy a pedir que lo dejemos para otro momento.
CONTINUARÁ, después de la cena
SIGUE DESPUÉS DEL CONTINUARÁ, una vez que he cenado.
PC, perdóname, no quiero que pienses que no me mojo, sino más bien que me he ido por las ramas al no terminar de contarte, ni siquiera empezar, cuál de los dos puentes se espatarrará primero.
Recuerdo que en el charco “La Mesa” las pasé canutas, aprendí a nadar a base de tragantones, y también a guardar la ropa, que en alguna ocasión me la quitaron de la orilla; desde entonces procuro no bañarme en pelotas. No obstante, no pretendo salir airoso, sólo quisiera mojarme un poquito, aunque sea con los calzones puestos, atendiendo a tu afable y sincera petición.
Los puentes de piedra, al estilo de los construidos por los romanos, donde se emplea la técnica del arco, trabajan a compresión, y son tremendamente resistentes, compactos y duraderos; no son tan quisquillosos con el tipo de terreno que los soporta, puesto que las dimensiones de las pilas reparten bien las cargas; sólo les pierde las grandes riadas y algún cartucho de dinamita. Como le dé por venir la avenida de los 500 años, que San “Exagerao” bendito proteja al puente, si es que no intervino en la bendición de su proyecto; pero me cabe la satisfacción de que otros como él, aguantaron la embestidas.
En cuanto al puente de hormigón armado, con elementos prefabricados, le importa tres narices la riada, a la vista del gálibo y de las luces entre pilares. Precisa tener un buen calzado o cimentación, además aparecen otros asuntos desagradables de apoyos y esfuerzos de tracciones, pandeos, torsiones, a causa de las cargas excéntricas en el tablero del puente, que no me gustan ni un pelo. Posiblemente aguante la avenida de los quinientos años, pero aún está por ver si él aguantará para verla; ¡y es que, estos prefabricados, son muy jovencitos!.
P. D.: A pocos kilómetros de este lugar, casi con 2.000 años de antigüedad, superando todo tipos de riadas, se alza sobre el lecho del río Tajo una majestuosa obra arquitectónica, digna de llevar grabada en sus piedras: “PONTEM PERPETVI MANSVRVM IN SAECVLA MVUNDI" (“El puente que perpetuamente permanecerá por los siglos del mundo”).
¡Ahí queda eso!, como también me gustaría que quedase el Puente Viejo del Rio Salor; ¡pero…..!
PC, perdóname, no quiero que pienses que no me mojo, sino más bien que me he ido por las ramas al no terminar de contarte, ni siquiera empezar, cuál de los dos puentes se espatarrará primero.
Recuerdo que en el charco “La Mesa” las pasé canutas, aprendí a nadar a base de tragantones, y también a guardar la ropa, que en alguna ocasión me la quitaron de la orilla; desde entonces procuro no bañarme en pelotas. No obstante, no pretendo salir airoso, sólo quisiera mojarme un poquito, aunque sea con los calzones puestos, atendiendo a tu afable y sincera petición.
Los puentes de piedra, al estilo de los construidos por los romanos, donde se emplea la técnica del arco, trabajan a compresión, y son tremendamente resistentes, compactos y duraderos; no son tan quisquillosos con el tipo de terreno que los soporta, puesto que las dimensiones de las pilas reparten bien las cargas; sólo les pierde las grandes riadas y algún cartucho de dinamita. Como le dé por venir la avenida de los 500 años, que San “Exagerao” bendito proteja al puente, si es que no intervino en la bendición de su proyecto; pero me cabe la satisfacción de que otros como él, aguantaron la embestidas.
En cuanto al puente de hormigón armado, con elementos prefabricados, le importa tres narices la riada, a la vista del gálibo y de las luces entre pilares. Precisa tener un buen calzado o cimentación, además aparecen otros asuntos desagradables de apoyos y esfuerzos de tracciones, pandeos, torsiones, a causa de las cargas excéntricas en el tablero del puente, que no me gustan ni un pelo. Posiblemente aguante la avenida de los quinientos años, pero aún está por ver si él aguantará para verla; ¡y es que, estos prefabricados, son muy jovencitos!.
P. D.: A pocos kilómetros de este lugar, casi con 2.000 años de antigüedad, superando todo tipos de riadas, se alza sobre el lecho del río Tajo una majestuosa obra arquitectónica, digna de llevar grabada en sus piedras: “PONTEM PERPETVI MANSVRVM IN SAECVLA MVUNDI" (“El puente que perpetuamente permanecerá por los siglos del mundo”).
¡Ahí queda eso!, como también me gustaría que quedase el Puente Viejo del Rio Salor; ¡pero…..!