No te preocupes, ANÓNIMO, me puedes llamar como te plazca. Voy a seguir queriéndote lo suficiente como para que te sientas querido. Estarás conmigo que, donde hay confianza da asco. Pero, por
San Polvorón Bendito, no me llames Paquirrín- más que n’a porque es mú feo el joio y uno tiene su corazoncito- Yo también me pregunto qué hago por aquí a estas horas. Y, dicho y hecho, ahora me pillo un libro grande de
romanos y a la piltra. Cuídate. Saludos. PC