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AL FILO DE LA MEDIA TARDE
Dejado las vacas a buen recaudo, encerradita en sus corrales; aprovechando la resaca de RIBERO, que anoche celebró la goleada del Barça hasta altas horas; y habiendo, por fín, conseguido dormir la siesta; me pongo a escribirle estas cuatro letras al amigo PISAERA, al filo de la media tarde. A Ribero ya le felicitaré cuando vuelva en sí.
Para el amigo PISAERA, que se encuentra en un proceso de rehabilitación, según se desprende del mensaje que me dirigió y que de tanto releerlo casi me lo sé de memoria: Cuando yo le invitaba a pasar un rato juntos y a echar un cigarrillo, confesaba de que había pecado y que había faltado a su palabra. No fue capaz de vencer las tentaciones. Se lamentaba diciéndome que el diablo nos hace creer que somos fuertes y podemos vencer las tentaciones que nos manda, pero que tras una viene otra, y luego otra, y al final te ves atrapado.
Amigo PISAERA, es cierto que la vida está llena de tentaciones y somos pecadores por antonomasia. Es una satisfacción superarlas y no caer en ellas; pero estarás de acuerdo conmigo en que la mayoría resultan muy placenteras. Soy de los que piensan que sólo nos tientan las cosas buenas, aquellas que nos gustan y satisfacen; ello no significa que también lo sean para nuestra salud e incluso para nuestra alma, más bien suelen estar reñidas con ellas; pero es que al final todo lo bueno es pecado, de esto no se libra ni el buen jamón.
La tentación es algo que siempre te acecha, que siempre tienes ahí, no hay forma de librarte de ella; y la vida se muestra como un escaparate de tentaciones. Alguien decía que la mejor manera de librarse de una tentación es caer en ella.
PISAERA, es cierto que te invitaba a juntarnos para charlar un ratillo, y echar un cigarrillo o lo que se terciara. El cigarrillo te lo decía en plan guasón, sabiéndote tocado otra vez por el vicio del tabaco, aunque no hundido. En cuanto a lo que se terciara, me refería al tercio de cerveza, como brebaje que simboliza esos buenos momentos de relación, aunque luego podrás beber lo que quieras: con, sin, light, blanco, tinto, con más o menos hielo, sólo o con leche.
Volviste a pecar con tus purillos de siempre, pero eso es fácil superarlo; sólo has de aplicarte lo que nos decían de niños: ¡si te veo “jumá”, te quemo el “jocico”!
Así que ánimo, prepárate para reflotar, que aún no estás hundido, por algo eres un trasatlántico. Pero hay que tener cuidado con no bajar la guardia, porque la vida es eso, como jugar a los barcos, donde no siempre una embarcación grande y fuerte es lo mejor. Con una embarcación pequeña, es cierto que si te tocan te hunden, pero es más fácil que pases desapercibido; mientras que con una embarcación grande, te localizan antes, y del hundimiento tampoco te libras. Amigo mío, el tiempo es implacable y lo que tardan o tardamos en hundirnos es lo que nos marca la diferencia; pero en la escala de la eternidad, somos una insignificancia.
Ante esa tesitura, no me extraña que no seamos capaces de erradicar los vicios, ¿para qué?; así que mientras existan, seguirá habiendo tentaciones.
Hagas lo que hagas, lo importante es sentirte bien, es una buena forma de intentar ser feliz el tiempo que nos toque estar en este mundo.
Siento que con estas reflexiones, más que fumar puritos, te dé por fumar habanos; no es lo que pretendía, sino todo lo contrario; Dios me libre de hacer apología de los vicios, pero es que son tan........ ¡tentadores!
SALUDOS para TI y para TODO EL MUNDO
AL FILO DE LA MEDIA TARDE
Dejado las vacas a buen recaudo, encerradita en sus corrales; aprovechando la resaca de RIBERO, que anoche celebró la goleada del Barça hasta altas horas; y habiendo, por fín, conseguido dormir la siesta; me pongo a escribirle estas cuatro letras al amigo PISAERA, al filo de la media tarde. A Ribero ya le felicitaré cuando vuelva en sí.
Para el amigo PISAERA, que se encuentra en un proceso de rehabilitación, según se desprende del mensaje que me dirigió y que de tanto releerlo casi me lo sé de memoria: Cuando yo le invitaba a pasar un rato juntos y a echar un cigarrillo, confesaba de que había pecado y que había faltado a su palabra. No fue capaz de vencer las tentaciones. Se lamentaba diciéndome que el diablo nos hace creer que somos fuertes y podemos vencer las tentaciones que nos manda, pero que tras una viene otra, y luego otra, y al final te ves atrapado.
Amigo PISAERA, es cierto que la vida está llena de tentaciones y somos pecadores por antonomasia. Es una satisfacción superarlas y no caer en ellas; pero estarás de acuerdo conmigo en que la mayoría resultan muy placenteras. Soy de los que piensan que sólo nos tientan las cosas buenas, aquellas que nos gustan y satisfacen; ello no significa que también lo sean para nuestra salud e incluso para nuestra alma, más bien suelen estar reñidas con ellas; pero es que al final todo lo bueno es pecado, de esto no se libra ni el buen jamón.
La tentación es algo que siempre te acecha, que siempre tienes ahí, no hay forma de librarte de ella; y la vida se muestra como un escaparate de tentaciones. Alguien decía que la mejor manera de librarse de una tentación es caer en ella.
PISAERA, es cierto que te invitaba a juntarnos para charlar un ratillo, y echar un cigarrillo o lo que se terciara. El cigarrillo te lo decía en plan guasón, sabiéndote tocado otra vez por el vicio del tabaco, aunque no hundido. En cuanto a lo que se terciara, me refería al tercio de cerveza, como brebaje que simboliza esos buenos momentos de relación, aunque luego podrás beber lo que quieras: con, sin, light, blanco, tinto, con más o menos hielo, sólo o con leche.
Volviste a pecar con tus purillos de siempre, pero eso es fácil superarlo; sólo has de aplicarte lo que nos decían de niños: ¡si te veo “jumá”, te quemo el “jocico”!
Así que ánimo, prepárate para reflotar, que aún no estás hundido, por algo eres un trasatlántico. Pero hay que tener cuidado con no bajar la guardia, porque la vida es eso, como jugar a los barcos, donde no siempre una embarcación grande y fuerte es lo mejor. Con una embarcación pequeña, es cierto que si te tocan te hunden, pero es más fácil que pases desapercibido; mientras que con una embarcación grande, te localizan antes, y del hundimiento tampoco te libras. Amigo mío, el tiempo es implacable y lo que tardan o tardamos en hundirnos es lo que nos marca la diferencia; pero en la escala de la eternidad, somos una insignificancia.
Ante esa tesitura, no me extraña que no seamos capaces de erradicar los vicios, ¿para qué?; así que mientras existan, seguirá habiendo tentaciones.
Hagas lo que hagas, lo importante es sentirte bien, es una buena forma de intentar ser feliz el tiempo que nos toque estar en este mundo.
Siento que con estas reflexiones, más que fumar puritos, te dé por fumar habanos; no es lo que pretendía, sino todo lo contrario; Dios me libre de hacer apología de los vicios, pero es que son tan........ ¡tentadores!
SALUDOS para TI y para TODO EL MUNDO
