MEMBRIO: A los jardineros infieles....

Buenos dìas a todos, baci per tutti di cuore.

RECUERDOS PARA LA BAMBINA (Y demás personal- Bae incluida...)

Hacía tiempo que no se le veía,
tiempo hacía sin saber de vos
¿Dónde anduvo, Donna Bambina?
¿Es que acaso nos dijo adiós?
Como el Sol salen, isla tiberina;
esas letras son el resplandor
del brillo real sobre las sombras,
cuando más patéticas son.
¡Cuente, escriba, su alma déjenos!
Deje, en este nuestro jardín, su flor.
Pinte al oleo sus cosas italianas,
diga que Viterbo existe ¡Por favor!
Escriba y recite sobre Pasquino;
si quiere, sobre Cornelio Escipión.
También, sobre gatos y perros
o sobre la Purísima Concepción.
Mas, escriba; hora verso, hora prosa;
sea de arte grande o lo sea de menor.
Cuestión es que sepamos que sois,
y, entre nosotros, se encuentra vos
PC

Esataba casi dispuesto a cortar las rosas del jardín de Ronsard, la hilazón de sus versos, me ha hecho soltar la podadera,... por ahora.

Amigo mío. Si mi humilde cosa, ha hecho posible que tuvieses ese lapso que te ha llevado a dejar la rosa en el jardín del poeta, bienvenida sea. Aunque me da a mí, que en estas fechas, no estás tú para cortar rosas; más bien para contemplarlas. La única podadera que merece la pena últimamente, es la de Miranda. Un fuerte abrazo para todos vosotros. PC

A los jardineros infieles.

Toma esta rosa -amable cual tú eres.
rosa entre rosas bellas la más rosa,
diosa en flor entre flores la más diosa
de las Musas; la Musa Citeres.

Recibela y ofrecele piadosa
tu seno, pues mi corazón no quieres...
Corazón, rosa mustia, nada esperes,
sangra sin fin tu herida dolorosa.

La rosa y tú han sido una semblanza:
no más un sol la rosa tendrá vida;
Mil soles tu pervives de esperanza!

Si al menos, corazón, rosa transida,
marchitarte pudieras en bonanza,
cual la rosa en su pecho recogida!
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
A LA MÍA CHAPARRITA

¿Me citas a mí, amada mía, como infiel jardinero; seguidor pusilánime de las rosas mustias? Sin embargo, posteriormente, me das una rosa para que la comparta. Yo, como de otra manera no podía ser, la recibo y, con todo el dolor del mío cuore, la comparto.
Amada mía ¿La comparto entera o la sajo? ¡Egoísta de mí! Me cuesta compartir Rosas. Más aun me cuesta verlas ajadas y dolorosas sobre los ocres campos.
He de decirte, no obstante que, con Ronsard, el que anduvo fue Vísperas. ... (ver texto completo)