MEMBRIO: Gracias te damos a ti por tu sensibilidad. Como me...

A lo largo de esta semana alcanzarán los cerezos de la mitad sur de nuestro país el máximo de su floración. De los acontecimientos que cuajan los calendarios de la naturaleza ninguno como éste ha inspirado y convocado tantas manifestaciones culturales. Sobre todo en ese país, ahora epicentro de las catástrofes. Porque allí, y desde la edad media, en concreto desde el siglo VIII, la llegada de esta marejada de flores blancas, que se anticipa a la hoja, ha sido utilizada para marcar el inicio tanto del año judicial como el escolar. Pero sobre todo moviliza a casi la mitad de los japoneses a compartir con los árboles la luz y el aire de la primera primavera. Es la fiesta del hanami que consigue erguirse hasta la condición de rito. El que exalta la belleza, la fragilidad y la fidelidad.
Aquí no llegamos a tanto, aunque desde hace un par de lustros también se producen algunas aglomeraciones de admiradores, sobre todo en el valle del Jerte, en el norte de Cáceres. Lo que sí nos pasa es que los cerezos también nos dictaron palabras como éstas:
¡Qué vendaval de quietas flores! / ¡Qué calor para tanta escarcha! / ¡Qué larga promesa de rojo dulzor! / ¡Qué bullicio zumba entre la blanca mudez!
/ Es que, sencillamente, una luna llena entera ha nevado sobre infinitos pétalos.
Ya todo el paisaje es una bandera de paz, tan grande y luminosa que consigue iluminar a la misma luz en pleno día.

Qué larga espera / para caer tan pronto / flor del cerezo.”

GRACIAS Y QUE LA VIDA OS ATALANTE

Gracias te damos a ti por tu sensibilidad. Como me gustaría estar rodeadas de cerezos y que la luna llena alumbrara el Valle!

Disfruta del paisaje si puedes. Un abrazo, guapo.