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La población de ciervos y jabalíes se ha disparado en España. “Porque ya no les disparan”, justifican los cazadores. No es verdad, se siguen cazando, incluso en los Parques Nacionales bajo el eufemismo de “control de la población”. Pero no es suficiente.
Durante milenios los grandes rebaños de ungulados estaban controlados por los grandes carnívoros, por los lobos, hasta que llegamos nosotros. Y sustituimos a los cánidos salvajes por la caza. Los extinguimos y así, sin peligros en el campo, nos las prometíamos muy felices dando rienda suelta a nuestros instintos predatorios con total exclusividad. Aunque en los últimos años las cosas se han torcido. Cada vez son menos las personas que disfrutan matando animales y tienen dinero suficiente para costearse tan elitista afición.
Los gestores medioambientales se enfrentan así a una compleja tesitura. Si aumentan las poblaciones cinegéticas, o aumentamos las escopetas o aumentamos los depredadores naturales. Porque si no lo hacemos llegarán las epidemias junto con los daños a la agricultura y a la flora autóctona.
Precisamente estos días los ecologistas han reclamado el regreso del lobo al Parque Nacional de Monfragüe (Cáceres) con el fin de equilibrar las elevadas densidades de herbívoros silvestres. Una reintroducción que mejoraría su atractivo turístico y natural, ofreciendo nuevas oportunidades de negocio. ¿De dónde vendrían esos lobos? De lugares como Castilla y León, donde sus poblaciones se están recuperando lentamente.
Pero en esa región tienen ideas diferentes. Allí siguen apostando por su desaparición, especialmente en periodo electoral. ¿Lo último? Pedir a Europa que retire la protección de la especie al sur del Duero para poderlo matar con la misma impunidad que hacen al norte. A eso lo llaman desarrollo sostenible.
Durante milenios los grandes rebaños de ungulados estaban controlados por los grandes carnívoros, por los lobos, hasta que llegamos nosotros. Y sustituimos a los cánidos salvajes por la caza. Los extinguimos y así, sin peligros en el campo, nos las prometíamos muy felices dando rienda suelta a nuestros instintos predatorios con total exclusividad. Aunque en los últimos años las cosas se han torcido. Cada vez son menos las personas que disfrutan matando animales y tienen dinero suficiente para costearse tan elitista afición.
Los gestores medioambientales se enfrentan así a una compleja tesitura. Si aumentan las poblaciones cinegéticas, o aumentamos las escopetas o aumentamos los depredadores naturales. Porque si no lo hacemos llegarán las epidemias junto con los daños a la agricultura y a la flora autóctona.
Precisamente estos días los ecologistas han reclamado el regreso del lobo al Parque Nacional de Monfragüe (Cáceres) con el fin de equilibrar las elevadas densidades de herbívoros silvestres. Una reintroducción que mejoraría su atractivo turístico y natural, ofreciendo nuevas oportunidades de negocio. ¿De dónde vendrían esos lobos? De lugares como Castilla y León, donde sus poblaciones se están recuperando lentamente.
Pero en esa región tienen ideas diferentes. Allí siguen apostando por su desaparición, especialmente en periodo electoral. ¿Lo último? Pedir a Europa que retire la protección de la especie al sur del Duero para poderlo matar con la misma impunidad que hacen al norte. A eso lo llaman desarrollo sostenible.
Buenas noches falco, no pienses que siempre estoy en contra de tus escritos, más bien todo lo contrario, creo que me gustan los temas que tocas, tanto como a ti, pero hay cosas en las que difiero totalmente.
Dices bien cuando comentas que los rebaños de ungulados y jabalíes eran regulados por los lobos, en Europa, tienes razón cuando comentas que se ha ido de las manos el número de ellos, pero por desgracia, como casi todo lo relativo a la naturaleza, el equilibrio es muy difícil de conseguir.
Si analizamos el tema, desde mi pobre entender, no tienen culpa los cazadores de este desequilibrio, la culpa la tenemos todos ¿a caso no estaba todo el mundo por eliminar a los seres que hacían daño? Llámese lobo, zorro o cualquier depredador, en definitiva, no culpemos a los cazadores de los desastres ecológicos, culpemos a la supremacía de la especie humana.
De todas formas yo me paro a pensar ¿qué pasaría si viviéramos como antes? Cada uno con sus gallinas o sus ovejas ¿defenderíamos tanto a las alimañas si se comieran parte de nuestro sustento? O como dice un amigo mío, si todos los seres vivos tienen derecho a la vida ¿por qué nos aseamos? Dejemos que piojos o ladillas invadan nuestro cuerpo ¡también tienen derecho a la vida!
Me hacen gracia los ecologistas que reclaman el regreso del lobo, por dos cosas.
1ª ¿quienes son los inteligentes que piensan que verán los lobos como si estuvieran en un zoo?
2ª ¿Quién correrá con los daños que causen los lobos? Deberían ser los ecologistas, igual que los cazadores corren con sus gastos, que los ecologistas corran con los suyos (unos disfrutan disparando y otros disfrutan fotografiando).
Amigo falco, sigo diciendo que es muy complejo, que hay cosas en la naturaleza que por desgracia, están reñidas con nuestro progreso, o si quieres, con nuestra expansión demográfica, pero en definitiva sigo pensando que somos una plaga que terminará por destruir el planeta. Un saludo, amigo.
Dices bien cuando comentas que los rebaños de ungulados y jabalíes eran regulados por los lobos, en Europa, tienes razón cuando comentas que se ha ido de las manos el número de ellos, pero por desgracia, como casi todo lo relativo a la naturaleza, el equilibrio es muy difícil de conseguir.
Si analizamos el tema, desde mi pobre entender, no tienen culpa los cazadores de este desequilibrio, la culpa la tenemos todos ¿a caso no estaba todo el mundo por eliminar a los seres que hacían daño? Llámese lobo, zorro o cualquier depredador, en definitiva, no culpemos a los cazadores de los desastres ecológicos, culpemos a la supremacía de la especie humana.
De todas formas yo me paro a pensar ¿qué pasaría si viviéramos como antes? Cada uno con sus gallinas o sus ovejas ¿defenderíamos tanto a las alimañas si se comieran parte de nuestro sustento? O como dice un amigo mío, si todos los seres vivos tienen derecho a la vida ¿por qué nos aseamos? Dejemos que piojos o ladillas invadan nuestro cuerpo ¡también tienen derecho a la vida!
Me hacen gracia los ecologistas que reclaman el regreso del lobo, por dos cosas.
1ª ¿quienes son los inteligentes que piensan que verán los lobos como si estuvieran en un zoo?
2ª ¿Quién correrá con los daños que causen los lobos? Deberían ser los ecologistas, igual que los cazadores corren con sus gastos, que los ecologistas corran con los suyos (unos disfrutan disparando y otros disfrutan fotografiando).
Amigo falco, sigo diciendo que es muy complejo, que hay cosas en la naturaleza que por desgracia, están reñidas con nuestro progreso, o si quieres, con nuestra expansión demográfica, pero en definitiva sigo pensando que somos una plaga que terminará por destruir el planeta. Un saludo, amigo.
