Estos sí que me dan miedo; cuando he ido al zoo con los niños, siempre, siempre, me acuerdo de uno que vi muerto más PALLÁ de la charca. Lo había encontrado mi padre y nos llevó a verlo, le extendió las alas... Mi padre tiró fuerte de una pluma, sujetándo el ala con los pies, y no pudo arrancarla... Recuerdo que dijo que estaba prohibido matarlos, que era un delito porque estaban protegidos. A mí eso no me importaba nada, no lo entendía, sólo quedé asombrada. No sé bien en que año fue, pero debió ser entre el 57 y el 63. Se ve que ya notaron que había pocos...