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Hay una gran variedad de recónditos lugares donde pasar esa hora de transición entre la mañana y la tarde, el mediodía. Mi amigo Celes sabe y tiene uno de esos lugares, tiempo atras le acompañe a una casa de campo adueñada por multitud de compañeros foráneos. Nada más llegar, nos acurrucamos dentro de unas hamaca (tipo tropical) y esperomas impacientemente la llegada de los “amigos”, una multitud de diferentes especies e individuos de pájaros que viven en el jardín, y que voy a aprovechar para compartir con vosotros como si de una de mis siestas se tratara. Esta amistad le comenzó en su tierna infancia, concretamente a la edad de 5 años, y de ahi ese amor por lo vivo y por las aves.
El primer protagonista de esta historia es el más nervioso y simpático. Carente de recursos en la disciplina del canto, en comparación con la flor y nata de la primavera…. el ruiseñor común. Pero antes de proseguir les formularé una pregunta…. ¿Cuál es la cualidad que más aprecian en el canto de las aves?
¿Ritmo, sonoridad, variedad, intensidad, expresión, combinación o transición de tonos musicales?
Este sería el caso del verdecillo común. Su canto alcanza mayor brío cuando emprende un vuelo corto y parsimonioso, intentando adular al viento del oeste y así merecer los favores de su compañera en celo.
En compañía de una gravedad incierta y cobijados por la sombra de un vetusto olmo, alcanzaremos nuestro primer sueño. En un instante percibiremos trompetas de cánticos celestiales a rítmicos intervalos.
Nos ayudará a que la última pestaña de nuestros aturdidos ojos pida permiso a un haz de luz primaveral y deje entrever un arrogante mirlo macho con pico amarillo y figura esbelta. Musculoso y confiado por la fuerza de la costumbre, se acercará más de lo debido hasta que saciemos nuestra innata curiosidad.
El primer protagonista de esta historia es el más nervioso y simpático. Carente de recursos en la disciplina del canto, en comparación con la flor y nata de la primavera…. el ruiseñor común. Pero antes de proseguir les formularé una pregunta…. ¿Cuál es la cualidad que más aprecian en el canto de las aves?
¿Ritmo, sonoridad, variedad, intensidad, expresión, combinación o transición de tonos musicales?
Este sería el caso del verdecillo común. Su canto alcanza mayor brío cuando emprende un vuelo corto y parsimonioso, intentando adular al viento del oeste y así merecer los favores de su compañera en celo.
En compañía de una gravedad incierta y cobijados por la sombra de un vetusto olmo, alcanzaremos nuestro primer sueño. En un instante percibiremos trompetas de cánticos celestiales a rítmicos intervalos.
Nos ayudará a que la última pestaña de nuestros aturdidos ojos pida permiso a un haz de luz primaveral y deje entrever un arrogante mirlo macho con pico amarillo y figura esbelta. Musculoso y confiado por la fuerza de la costumbre, se acercará más de lo debido hasta que saciemos nuestra innata curiosidad.
