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MEMBRIO: Buenos días, corazona. Una mujer guapa no puede permitirse...

Nombre:
Isaac
Género:
Masculino

Fiesta:
7 de Junio
Nacimiento:
. Córdoba, España
Muerte:
3 de Junio de 851. Córdoba
Proceso:

En Córdoba, en la provincia hispánica de Andalucía, san Isaac, mártir, que, siendo monje, en tiempo de la dominación musulmana, llevado por un impulso no humano sino divino, salió del monasterio de Tábanos para presentarse ante el juez y hablarle acerca de la verdadera religión, y por esta razón fue decapitado.
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Vida y milagros de San Isaac de Córdoba

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Monje nacido en Córdoba, de familia noble y cristiana. Estuvo estudiando árabe y fue nombrado administrador y tesorero de rentas; pero en el año 848 las altas condiciones que tenían le hacían ver los niveles espirituales a los que no podría llegar, por lo que se vio a retirarse espiritualmente al monasterio de Tábanos, donde estuvo recibiendo enseñanzas del abad Martín.

Al pasar los años Isaac no pudo contenerse más y decidió salir del monasterio expresando ante el cadí las verdades que seguía; esto hizo enfurecer al cadí que ordenó su detención tras intentarle convencer que porque mantenía firme su fe. Se ordenó a que fuera degollado y tras ello colgado de un palo en la orilla izquierda del Guadalquivir, siendo quemado seis dias después y arrojado al propio rio.

Murió degollado a los 25 años el 3 de junio del año 851, día que lo conmemora la Iglesia. Tras su muerte, el cadí al informar al emir de la admirable actuación firme y serena de Isaac fue condenado a que lo degollaran.

Eso sucedió el miércoles 3 de junio. Dos días más tarde, el mártir es Sancho, un joven admirador de Eulogio, nacido cerca del Pirineo, que era un esclavo de la guardia del sultán; a éste, por ser culpado de alta traición además de impío, lo tendieron en el suelo, le metieron por su cuerpo una larga estaca, lo levantaron en el aire y así murió tras una larga agonía; esa era la muerte de los empalados.

Seis hombres que vestían con cogulla monacal se presentaron el domingo, día 7, ante el juez musulmán, diciéndole: «Nosotros repetimos lo mismo que nuestros hermanos Isaac y Sancho; mucho nos pesa de vuestra ignorancia, pero debemos deciros que sois unos ilusos, que vivís miserablemente embaucados por un hombre malvado y perverso. Dicta sentencia, imagina tormentos, echa mano de todos tus verdugos para vengar a tu profeta». Eran Pedro, un joven sacerdote y Walabonso, diácono, nacido en Niebla, ambos del monasterio de Santa María de Cuteclara; otros dos, Sabiniano y Wistremundo, pertenecían al monasterio de Armelata; Jeremías era un anciano cordobés que había sido rico en sus buenos tiempos, pero había sabido adaptar su cuerpo a los rigores de la penitencia en el monasterio de Tábanos que ayudó a construir con su fortuna personal y ya sólo le quedaba esperar el Cielo y, otro tabanense más, Habencio, murieron decapitados.

LOREN, amigo. ¿Cómo estás? Espero y deseo que bien.
Desde luego el tal Isaac de Córdoba, tuvo una ocurrencia de lo más sutil ¡Anda que no habrá formas y maneras de suicidarse! En pleno siglo IX, en Córdoba, los Omeyas, etc. Se presenta el tío en un tribunal del Islam y suelta la retahíla ante el Cadí, de que el auténtico Dios no es el otro sino el suyo. Pues, como si lo hace ahora en una reunión de talibanes (Sabemos que estos tíos han evolucionado el equivalente a la raíz cúbica de menos uno) ¡Que se puede esperar! Claro que los hechos habrá que colocarlos en el tiempo en que ocurrieron. Hoy le hubieran dado otro título, menos el de Santo. Saludos. PC

Buenos días corazón! ya estamos mejor? mira que si no es así, te mandaré otro saco lleno. Un beso

¡Cuánto tiempo sin leerte, corazona! Ya veo que has estado por tu pueblo (Seguro que lo has pasado bien) Voy mejorando poco a poco, así que, como aun no estoy recuperado del todo, para restablecerme completamente necesito muchos de tus sacos llenos. Un placer saber de ti. Beso. PC

Buenos días corazón. En el pueblo, tranquilidad, eso es lo que he tenido. No he pasado ni por la plaza. Cuidate, en verano ya sabes... buena compañia y fiesta. Te mando un saco lleno. Un beso

Buenos días, corazona. Una mujer guapa no puede permitirse el lujo de no pasar por la plaza del pueblo. Por allí da el visto bueno el “Consejo del andén” – eso me decían hace años- Así que, no se te ocurra ir al pueblo y quedarte en nuestra calle (Salvo que esté yo, por supuesto) La hermosura tiene que verse, a contrario no tendremos claro los conceptos. Cuídate. Un beso. PC.
PD. Voy a abrir el saco.