Se enrejó, como una cárcel, el pozo hondo, de agua turbia y fresca, aliviadero de aquellos veranos tan calurosos y testigo impenitente, "per secula seculorum", de realidades y elucubraciones, presentes y futuras, al son del cántaro, la tinaja o el tinajón, el estribillo del zinc y el compás del garabato... Para mí, éste no es un pozo cualquiera...
Saludos
Saludos
PChengue. Abrazos
Otro para tí, primo. Ya veo que estás última activo y has cogido el testigo de tu hermano, al que también se lo mando.