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TEMA DEL DÍA. El ojo izquierdo. "GAMITO": no nos debemos conformar con la bonita foto del membrillo que has subido; sino intentar relatar "El Día de Todos los Santos como el Día del Monaguillo". Por estas fechas, hacía una semana que ya habíamos empezado después de escuela "a pedir los santos" por todas, las calles (se empezaba al día siguiente donde se había terminado el día anterior), con un cesto de mimbre, donde se depositaban camuesas, castañas, nueces pocas, membrillos, pimientos secos... y para el aceite una aceitera de lata; todo para la esperada noche de la cena (antes no había tanta abundancia como ahora), que se hacía en casa de algún monaguillo... a nosotros las primeras que asistimos fue en casa de la tía Magdalena Dominguez, la tía María Guillén, Antonía Rubio... son las que nos acordamos en estos momentos: alguna vez que otra la tía Juana, la ama de llave de la Casa Grande, que apreciaba mucho a los monaguillos. Siempre era arroz con liebre, regalada por la señorita Piedad del Parral (en el tiempo que nos tocó vivirlo)... pero lo que más no importaba era el DINERO, que después de terminar la jornada, se contaba y se entregaba a la madre del monaguillo encargada de la cena.
Una vez recogido los donativos, había que cumplir con la contraprestación de este contrato no escrito, con la ánimas y con los vecinos del pueblo de Membrío, los monaguillos tenían que cumplir el suyo: EL DE DOBLAR LAS CAMPANAS TODO EL DÍA HASTA LAS DOCE DE LA NOCHE, que era la hora de la cena. Siempre había muchachos alrededor de la iglesia, esperando que bajara un amigo monaguillo y le abriera la puerta; porque se suponía que se lo estaban pasando muy bien en el campanario asando castañas en aquella descomunal lumbre con grandes leños, que alguna vez que otra se temía que ardiera la escalera de madera que sube al reloj... mientras que uno de los campaneros seguía con el monótono "blam.... blammm.... blamm... dim.... blamm. Para los más curiosos "el blammm" se hacía con las dos campanas juntas y "el dim" con la campana chica. SALUDOS.
Una vez recogido los donativos, había que cumplir con la contraprestación de este contrato no escrito, con la ánimas y con los vecinos del pueblo de Membrío, los monaguillos tenían que cumplir el suyo: EL DE DOBLAR LAS CAMPANAS TODO EL DÍA HASTA LAS DOCE DE LA NOCHE, que era la hora de la cena. Siempre había muchachos alrededor de la iglesia, esperando que bajara un amigo monaguillo y le abriera la puerta; porque se suponía que se lo estaban pasando muy bien en el campanario asando castañas en aquella descomunal lumbre con grandes leños, que alguna vez que otra se temía que ardiera la escalera de madera que sube al reloj... mientras que uno de los campaneros seguía con el monótono "blam.... blammm.... blamm... dim.... blamm. Para los más curiosos "el blammm" se hacía con las dos campanas juntas y "el dim" con la campana chica. SALUDOS.
