Cual Ave Fénix renaciendo de sus cenizas, miles de pequeños pueblos y aldeas españolas recuperan estos días el pulso aletargado por el invierno.
Fue a partir de 1960 cuando un terrible abandono se adueñó del campo, el éxodo rural se vio como único camino posible. Un camino de no retorno. En general lo fue, aunque no tan radical como muchos se temieron. La ciudad puede tener cosas buenas, la principal el trabajo, pero nunca logrará ofrecer la tranquilidad que da un pueblo. Eso se llama calidad de vida y, como saben todos los que tienen pueblo, es algo que no se paga con dinero. Además ahí tenemos nuestras raíces, nos sentimos alguien, “el hijo de la…”, el nieto del…” En la gran urbe apenas somos una pieza más del gran engranaje productivo, de la gran rutina, del gran anonimato colectivo. Por eso volvemos al campo siempre que podemos, al pueblo, a la naturaleza. Para sentirnos mejor.
Las viejas casonas familiares vuelven a estar habitadas en verano. Estacionalmente, es verdad, pero al menos están temporalmente vivas. Cuidadas y restauradas con mimo.
En muchos de los pueblos del silencio, pueden oírse desde ahora las risas de algún niño, los murmullos monocordes de las partidas de tute, sentarse a la sombra de aquel arbol que nos trae recuerdos de patio de escuela, la sinfonia lejana del croar de las ranas, el canto del grillo. En el paseo mañanero por la ribera quiero escuchar el sonido de azada abriendo surcos en la huerta pero no lo percibo, al llegar al palacio el crotoreo de la cigüeña, nos lleva la mirada hacia las zancudas aves, ya familiarizadas en nuestras torres. Los más ancianos vuelven de la residencia donde han pasado los fríos y se encuentran allí con sus nietos. Son días de pueblo. De las peores travesuras y de los mejores galanteos. Llegan los veraneantes, benditos veraneantes. Sed bienvenidos.
UN SALUDO... FALCO
Fue a partir de 1960 cuando un terrible abandono se adueñó del campo, el éxodo rural se vio como único camino posible. Un camino de no retorno. En general lo fue, aunque no tan radical como muchos se temieron. La ciudad puede tener cosas buenas, la principal el trabajo, pero nunca logrará ofrecer la tranquilidad que da un pueblo. Eso se llama calidad de vida y, como saben todos los que tienen pueblo, es algo que no se paga con dinero. Además ahí tenemos nuestras raíces, nos sentimos alguien, “el hijo de la…”, el nieto del…” En la gran urbe apenas somos una pieza más del gran engranaje productivo, de la gran rutina, del gran anonimato colectivo. Por eso volvemos al campo siempre que podemos, al pueblo, a la naturaleza. Para sentirnos mejor.
Las viejas casonas familiares vuelven a estar habitadas en verano. Estacionalmente, es verdad, pero al menos están temporalmente vivas. Cuidadas y restauradas con mimo.
En muchos de los pueblos del silencio, pueden oírse desde ahora las risas de algún niño, los murmullos monocordes de las partidas de tute, sentarse a la sombra de aquel arbol que nos trae recuerdos de patio de escuela, la sinfonia lejana del croar de las ranas, el canto del grillo. En el paseo mañanero por la ribera quiero escuchar el sonido de azada abriendo surcos en la huerta pero no lo percibo, al llegar al palacio el crotoreo de la cigüeña, nos lleva la mirada hacia las zancudas aves, ya familiarizadas en nuestras torres. Los más ancianos vuelven de la residencia donde han pasado los fríos y se encuentran allí con sus nietos. Son días de pueblo. De las peores travesuras y de los mejores galanteos. Llegan los veraneantes, benditos veraneantes. Sed bienvenidos.
UN SALUDO... FALCO
Buenas noches hermanos.
Soy uno de los que echa de menos, los mensaje del amigo Falco, sus interesantes relatos naturalistas, hoy me acorde de él, y es por ello, que os voy a contar una pequeña charla que tuve con un ciudadano de a pie en Cedillo.
Pues salimos de Membrio, con ganas de visitar el barco turístico, pero salimos sin horario, sin información de nada, ósea, que salimos sin rumbo y con ganas de disfrutar, una tarde veraniega. Pues llegamos al pantano y pedimos información, que por donde estaba el barco y con esa pregunta empezamos una interesante conversación con un ciudadano de Cedillo, pues nos contaba, que estaba prohibido navegar en barcas pequeñas, pues por lo visto no se podía molestar a la fauna, ya que se estaban perdiendo algunas especie, y lo chocante, decía, es que ahora pongan este barco. El era de la opinión, que no tenía nada que ver la navegación de barco, grande ni pequeños con la fauna, pues años atrás, en todos aquellos montes, convivían los hombre y la naturaleza, pues en aquellos tiempos, había muchas labores en el campo y el recorrido diario de los pastores, cabreros, etc. etc.
También nos dio tiempo a charlar un poco sobre el tajo internacional, pues salió a reducir, pues que parte del tajo, abarca tierra de Valencia Alcántara, ninguna era la contestación, y esta era la pregunta, ¿pues como pertenece Valencia al Tajo internacional? Otro tema interesante que el ciudadano de a pie, nos conto, era sobre el canon, que tanto Cedillo, como Alcántara, recibían anualmente por dichos pantanos, y que tanto Santiago, Carbajo y Membrio, no percibían nada, pues en su momento, no hubo nadie, que moviera los hilos.
Posiblemente, estemos perdiendo ese canon, no lo sé, no tengo la suficiente información, pero tal vez, si los tres pueblos se unieran, tal vez, se podría sacar algo.
Yo pediría, que aquellos, que tengan información sobre dichos temas, nos informen, es interesante, estar informado de las cosas, que atañen a Membrio y su comarca.
Saludines para todos y mañana Más.
Soy uno de los que echa de menos, los mensaje del amigo Falco, sus interesantes relatos naturalistas, hoy me acorde de él, y es por ello, que os voy a contar una pequeña charla que tuve con un ciudadano de a pie en Cedillo.
Pues salimos de Membrio, con ganas de visitar el barco turístico, pero salimos sin horario, sin información de nada, ósea, que salimos sin rumbo y con ganas de disfrutar, una tarde veraniega. Pues llegamos al pantano y pedimos información, que por donde estaba el barco y con esa pregunta empezamos una interesante conversación con un ciudadano de Cedillo, pues nos contaba, que estaba prohibido navegar en barcas pequeñas, pues por lo visto no se podía molestar a la fauna, ya que se estaban perdiendo algunas especie, y lo chocante, decía, es que ahora pongan este barco. El era de la opinión, que no tenía nada que ver la navegación de barco, grande ni pequeños con la fauna, pues años atrás, en todos aquellos montes, convivían los hombre y la naturaleza, pues en aquellos tiempos, había muchas labores en el campo y el recorrido diario de los pastores, cabreros, etc. etc.
También nos dio tiempo a charlar un poco sobre el tajo internacional, pues salió a reducir, pues que parte del tajo, abarca tierra de Valencia Alcántara, ninguna era la contestación, y esta era la pregunta, ¿pues como pertenece Valencia al Tajo internacional? Otro tema interesante que el ciudadano de a pie, nos conto, era sobre el canon, que tanto Cedillo, como Alcántara, recibían anualmente por dichos pantanos, y que tanto Santiago, Carbajo y Membrio, no percibían nada, pues en su momento, no hubo nadie, que moviera los hilos.
Posiblemente, estemos perdiendo ese canon, no lo sé, no tengo la suficiente información, pero tal vez, si los tres pueblos se unieran, tal vez, se podría sacar algo.
Yo pediría, que aquellos, que tengan información sobre dichos temas, nos informen, es interesante, estar informado de las cosas, que atañen a Membrio y su comarca.
Saludines para todos y mañana Más.