MEMBRIO: Gracias ¡Marga V. Ni bonito ni feo, es la realidad...

Buenas noches, amigos foreros. Aunque últimamente ando bastante vago..., Tasio, Chengue, FCC, Pisaera, habéis tocado la vena de los recuerdos de mi niñez, con los comentarios sobre esta foto.
Efectivamente, este hombre se llamaba Segundo y con él, me tocó convivir -cuando yo tenía 10 y 11 años- muchos momentos de mi vida, por los cerros de Solana de abajo y por las laderas de la rivera y del Salor, allá por la preciosa desenbocadura.
Él era cabrero y trabajaba para el "tio" Vicente "China" y para el "tío" Vicentón q. e. p. dn. que compartían el arrendamiento del citado millar. Yo, cuidaba unas veces las vacas y otras los cerdos del "tio China", junto con otro chaval (el difunto Davilino) que hacía lo propio para el "tío Vicentón. Con él, compartimos muchos momentos de tertulia y compañía, y de él, agradezco la ayuda recibida en muchos momentos difíciles cuando nos movíamos por aquellos lugares tan bellos desde el punto de vista natural, pero de gran dificultad para moverse y mantenerse en pie.
Así pues, su domicilio, mas que en la calle Nueva, era en un chozo de Solana donde convivía con su hermana Vicenta -ambos eran solteros- y donde se pasaba sin ir al pueblo meses; su hermana es la que se encargaba de ir de vez en cuando a por "jato" (víveres). Los trashumantes -chengue- eran los otros hermanos, de los que le oí hablar mucas veces que trabajaban en otra provincia, pero que nunca conocí. D. E. P. el amigo Segundo. SALUDOS

HALCÓN, bonito relato el que haces. La memoria nos ayuda a situarnos en el tiempo ¿verdad?. Esta familia efectivamente, fueron vecinos de la calle Nueva, pared con pared con nuestra casa. Era una familia muy particular, hablaban poco con el vecindario, al pueblo venían poco y se debían de sentir "extraños". Uno de los hermanos (no recuerdo el nombre) pero no era Segundo, pastoreaba entre León y Extremadura, en mi casa nos llamaba mucho la atención porque siempre decíamos que "hablaba muy bien", se debió de pasar tanto tiempo por las montañas leonesas que hablaba sin quitar las -s- finales. Lindos recuerdos que nos devuelven a la niñez.
Un abrazo y buen día.

Gracias ¡Marga V. Ni bonito ni feo, es la realidad tal y como yo la recuerdo. Cierto es, que cuando un detalle te retrotrae a las vivencias de la niñez, parece como si un halo de felicidad invadiese tu cuerpo. Esto, se vive con mas intensidad cuanto más mayor vamos siendo. La niñez es la edad de la inocencia y como tal, tendemos a guardar en nuestra memoria los buenos recuerdos y a olvidar más fácilmente los malos.
Un abrazo y recuerdos a tu padre.