D. FRANCISCO, se ve que no miraste el calendario del año que se avecina. Tú dijiste lo que dijiste y yo entendí lo que entendí, que no es otra cosa que entenderlo a mi manera; por ello espero recibir de ti el abrazo inmenso y los 366 besos del año que viene, día tras día. No sé como estaréis en
Guatemala, pero aquí en
España no está el
horno para bollos, así que ¡déjate de recortes de ese calibre! Podré asumir la bajada de mi poder adquisitivo hasta que se arrastre por los suelos; pero por un beso
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