Viendo estas fotos de Semana Santa, caigo en la cuenta de los muchos años que hace que voy al pueblo por esas fechas. La última vez que estuve, no había todavía penitentes vestidos de Nazareno. Un pequeño esfuerzo más, y a por una pequeña banda de tambores y cornetas, salida de esa futura Escuela de Música. Recuerdo que esa última vez que estuve por Semana Santa, hizo un tiempo auténticamente primaveral, primoroso. Una gozada. Fuí una tarde inmediatamente después de comer por el puente Salor, y estaban las perdices y los grillos que no paraban de cantar. Tve la suerte de poder observar con los prismáticos durante bastante tiempo, un grupo de perdices que andaban moviéndosa de un lado para otro. Imprescindible los prismáticos cuando se sale a pleno campo, para poder observar al detalle todo lo que éste nos ofrece. La pena es, que se han empeñado en ponerle puertas al campo... y claro, uno se corta. Pero bueno, todo es cuestión de echarle un poco de jeta jeje. Eso sí, sin pasarse tampoco. Si se puede, adelante; si no, media vuelta. No queda otra... Saludos